10/6/09

Las extremas izquierdas

Me ha parecido interesante insertar aquí, parte del artículo de Fernando José Vaquero Oroquieta (si bien el texto íntegro, puede encontrarse en la revista Arbil Nº121):

(...)la lógica revolucionaria, marxista en definitiva, no es la lógica filosófica clásica ni, mucho menos, la simplemente común; incluso aunque muchos marxistas, aparentemente, ya pasen del Marx clásico y, en teoría, del mismísimo Lenin. La lógica revolucionaria de la extrema izquierda –y de otras izquierdas- se apoya en la dialéctica marxista. Ya saben: todo aquello de tesis, antítesis, síntesis; que puede derivar, sin sonrojo intelectual alguno, en la conciliación de los contrarios: la cuadratura del círculo.

La lógica revolucionaria únicamente se debe a la verdad revolucionaria, de modo que todo lo que suponga un avance para la causa revolucionaria es válido, y cuanto se le oponga, un obstáculo a eliminar. Verdad y mentira, desde esta perspectiva, devienen en categorías totalmente relativas y susceptibles de usos, manipulaciones, alteraciones; siempre, en aras del ideal revolucionario. Por ello, un día, desde ese tinglado electoral se puede rechazar la violencia terrorista –la lucha armada, la siguen denominando sin rubor alguno- y, al día siguiente, negarse a condenarla por considerarla inútil y un simplismo. ¿Mienten, acaso se contradicen? Para nada. ¡Sólo mienten los reaccionarios! Si se mira la realidad desde su peculiar óptica, mentir o ser veraces son actitudes totalmente secundarias en aras de los objetivos de su totalitaria cosmovisión. La verdad es lo apropiado… en el momento histórico concreto; siempre de cara al fin grandioso de la Revolución. En el marxismo, desde siempre, las cosas no siempre son lo que parecen ser (...)

Enésimo intento de reformulación de las extremas izquierdas
En unas ocasiones dentro, y en otras fuera, de Izquierda Unida, existe una galaxia de grupos y grupitos de la extrema izquierda que cubren un colorista arco iris: desde antiguos trotskistas, pasando por maoístas, pro-soviéticos, anarco-comunistas, ecosocialistas, feministas radicales, rojos, rojísimos e hiperrojos, etc., etc. Se mueven como formaciones políticas, pero también en todo tipo de asociaciones y plataformas solidarias con las más variadas causas: desde la lucha antinuclear, hasta el impulso al neosocialismo indigenista hoy en boga por América Latina. Se unen, se dividen, se coaligan, se escinden, desaparecen… Son cientos de siglas de todo tipo. Su vida se resume en aquel dicho, tan mentado años atrás: “un trotskista, un partido; dos trotskistas, una escisión”. ¡Criaturas!: son así, y no pueden evitarlo.
Por cierto, entre tal cantidad de siglas y tendencias, ¿no han advertido una ausencia? Efectivamente: no hablamos de pacifistas. De hecho, es algo que les une a todos ellos: la violencia puede ser legítima. Así, jamás condenarán el Gulag, ni las matanzas de la Revolución Cultural china, ni el terrorismo de extrema izquierda. Si quieren encontrar ustedes propuestas supuestamente pacifistas, búsquenlas en otras listas, como Europa de los Pueblos-Verdes, en la que recalan históricas siglas de otra “nueva izquierda”, como Aralar, BNG, EA, ERC, CHA, etc.
Volvamos a quienes nos ocupan. No pocos de los militantes de esa colorista y heterogénea galaxia lo hacen simultáneamente en Izquierda Unida; en Comisiones Obreras, en otras centrales sindicales de izquierda y nacionalistas; en organizaciones vecinales; en ONG’s, grupos ecologistas y antinucleares; como okupas... y lo que haga falta.
Forman, en definitiva, una compleja red, muy presente también en Internet, difícilmente accesible e inteligible, en sus debates y lugares comunes, para un profano ajeno.
Uno de sus objetivos siempre presente, aunque hasta ahora demorado, además de “hacer la revolución” a la que jamás han renunciado, es la “unidad” de la izquierda radical; con o sin Izquierda Unida.
Y en ello estaban, entre otras muchas cosas, cuando Iniciativa Internacionalista se formó en competencia con otras listas radicales a Europa; todas ellas tratando de situarse las primeras en el desfile.


Veamos las más significativas:
- Unificación Comunista de España. Peculiar grupúsculo inicialmente maoísta capaz de coquetear, en algún momento de su historia, con Izquierda Unida, el Foro de Ermua… ¡y el partido de Rosa Díez! No podrán contar con ellos, siempre prestos a cualquier pirueta imprevisible. Hipercríticos con ETA y partidarios de la unión nacional española. Se les ha acusado de secta. Raros, muy raros.
- Partido Comunista de los Pueblos de España. Lo que queda de la antigua escisión pro-soviética de Ignacio Gallego, de 1983, del Partido Comunista de España cuando éste, de la mano de Santiago Carrillo, se apuntó al efímero “eurocomunismo” marcando distancias con la todavía exultante Unión Soviética. Son pocos, pero dan guerra. Y permanecen en pie a la espera de una ocasión.
- Izquierda Anticapitalista. Fórmula electoral de los ancianos neotrotskistas herederos de la LCR y el MCE; imitadores del sorprendente resurgir francés de la extrema izquierda de la mano del Nuevo Partido Anticapitalista, de Olivier Besancenot, descendiente directo de la histórica LCR gala.


El sueño de todos ellos, y de otros tantos que ni siquiera participan en alguna de tales listas, sería la unidad, la confluencia en un único proyecto revolucionario; pero liderándolo. ¡Hay que reconquistar el Palacio de Invierno! Pero ni lo han conseguido hasta ahora, ni lo harán jamás.
Arrastran demasiadas historias de enfrentamientos sectarios, diferencias ideológicas, desafectos personales, rivalidades organizativas, puñaladas traperas, fidelidades inquebrantables… Con sus limitaciones, y en ocasiones sorprendentes capacidades, ahí están y seguirán. Y todos quieren arrimar el ascua a su sardina. Por ello, nunca podrán todos ellos confluir en una única plataforma. Pero los más decididos, los más capaces y audaces, tal vez puedan aglutinar a un buen número de ellos...
Todas esas listas electorales son expresiones tácticas de los diversos movimientos producidos en esa dirección. De los resultados alcanzados se derivarán posiciones de fuerza y autoridad en esa área que les harán valer frente a los rivales; se juegan el liderazgo de ese espacio en ebullición. No conseguirán unirse, pero lo seguirán intentando: está en el código genético… de su ideología.
Conclusiones
Tras este recorrido, se imponen unas breves conclusiones.
Iniciativa Internacionalista es un fruto táctico de la atracción ejercida por ETA y su MLNV en un sector de la extrema izquierda española.
Los beneficios de la operación se reparten tanto entre ETA, como entre sus simpatizantes neocomunistas españoles.
Iniciativa Internacionalista ha metido un gol al Estado español. De conseguir un escaño, proporcionará un importante altavoz a ETA; lo que supone un retroceso en la lucha antiterrorista y la pérdida de prestigio internacional de España.
Iniciativa Internacionalista pretende, además, liderar el proceso de redefinición de las extremas izquierdas ibéricas en un momento en el que varios candidatos aspiran a encabezar una alternativa radical con/frente Izquierda Unida.
En resumen, si Pamplona es la Jerusalém de los vascos, que decía Otegi, Euskadi es paraíso terrenal de los "abertzales" de todo el mundo. De tantos y tan paradójicos internacionalistas/nacionalistas. La revolución pendiente en marcha. La revancha de las nacionalidades proletarias. La aurora. La cuadratura del círculo. Ni más ni menos.

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