24/6/09

¿Cuándo comienza la vida?


Cuando los gametos se unen, es decir, un óvulo y un espermatozoide, se produce la fertilización, y desde ese momento está viviendo una persona humana. Constituyen desde entonces un conjunto estructural y bioquímico de características únicas. Y a partir de ese momento, como consecuencia de los procesos bioquímicos producidos, en la nueva célula han quedado marcados, escritos, por decirlo así, los planes del desarrollo de un nuevo organismo, que se manifiesta en una extraordinaria capacidad funcional. Se produce un incremento en el consumo de oxígeno, que marca el proceso de la fecundación. Es decir, cuando los componentes bioquímicos de un espermatozoide han quedado incluidos en el óvulo, se ha producido el origen de una nueva vida, y ha quedado allí trazado el conjunto de las instrucciones que dirigen el desarrollo de un nuevo ser. El óvulo fertilizado ha adquirido plena capacidad para alcanzar su desarrollo completo, por un mecanismo de extrema complejidad, determinado ya desde la fecundación, sin que las relaciones funcionales entre el organismo de la madre y del feto, afecten en nada a este determinismo. Las relaciones entre el organismo de la madre y el del embrión se establecen desde el momento de la implantación, es decir, cuando el blastocisto se fija en el endometrio. Pero lo evidente es que la implantación no añade nada a la capacidad del organismo embrionario para terminar su desarrollo.

Por la implantación y el desarrollo de la placenta en una fase ulterior, el embrión dispone de un medio adecuado que garantiza el aporte de sustancias nutritivas y la respiración celular. Pero esto no es nada esencial en cuanto a la potencialidad y la predeterminación del desarrollo, según el plan establecido en la fecundación. Suponer que el embrión no vive propiamente hasta la implantación, resulta tan pintoresco como sería suponer que el feto no vive hasta que respira aire atmosférico. Mas claro, cuando impiden el desarrollo embrionario evitando la implantación, lo que hacen es lo mismo que impedir el desarrollo del recién nacido por falta de oxígeno y nutrición. Presentar las cosas de otra manera es incompatible con la realidad de los hechos biológicos.

La interrupción de la vida de un ser humano en las primeras fases del desarrollo embrionario, muchos ya lo aceptan por desconocer la moral, y por eso no necesitan negar el hecho biológico decisivo. Pero hay quienes no tienen reparo en destruir una vida humana, siempre que puedan aprovecharse de lo que sea para decir (aunque en el fondo comprendan la verdad) que no era vida humana. Son de esos que valoran los hechos científicos solo en la medida en que valen o se oponen a sus prejuicios conceptuales, y por eso, cuando el hecho de que la vida empieza con la fertilización les estorba, sustituyen los hechos biológicos por frases, para llegar a la conclusión premeditada que encaje con sus conveniencias.

EN 1975, DR. JUAN JIMÉNEZ VARGAS y DR. GUILLERMO LÓPEZ GARCÍA, profesores de la Universidad de Navarra.

Un médico norteamericano dijo una vez: “Por convenientes, convincentes o perentorios que puedan ser los argumentos esgrimidos a favor del aborto, siempre persiste el hecho de que el suprimir una vida, aun cuando ésta no haya brotado a la luz, corta de raiz la propia esencia del principio de que la vida de nadie, por indeseada e inútil que parezca, no puede terminarse con el fin de buscar la salud y felicidad de otro ser humano”.

La Asociación de médicos franceses para el respeto de la vida, ya en 1973, recogió 10.000 firmas de médicos galos, suscribiendo un manifieso contra el aborto, que se publicó en junio de ese mismo año:

“En cada instante de su desarrollo, el fruto de la concepción es un ser vivo, especialmente distinto del organismo materno que lo acoge y alimenta (…) Desde la fecundación hasta la senectud, es ese mismo ser vivo el que se forma, madura y muere. Sus particularidades lo hacen único y, por tanto, irreemplazable (…) Igual que el médico permanece al servicio de la vida que agoniza, de la misma manera la protege desde su comienzo. El respeto absoluto debido a los pacientes no depende ni de la edad, ni de la enfermedad o dolencia que pueda abatirlos (…) Ante situaciones de peligro cuyas consecuencias puedan ser trágicas, el deber del médico es poner todos los medios para socorrer tanto a la madre, como a su hijo. Por tanto, no es un acto propio de un médico la interrupción deliberada de un embarazo por razones de eugenismo, o para resolver un conflicto moral, económico o social”.

AUN ASÍ, SIEMPRE HABRÁ GENOCIDAS Y ADEFESIOS PUTONES FEMINISTAS, QUE EN NOMBRE DE UN SUPUESTO DERECHO A DECIDIR SOBRE SUS PROPIOS CUERPOS PUTREFACTOS Y CARENTES DE ALMA HUMANA, DE UN DERECHO A ASESINAR, LEGALMENTE AMPARADO POR EL PROPIO ESTADO, SEGUIRÁN (EN NOMBRE DEL PROGRESO, LA CONCORDIA, EL BUEN ROLLO, LA PAZ MUNDIAL Y LA ALIANZA DE CIVILIZACIONES, Y LA MADRE QUE LOS PARIÓ, DESGRACIADAMENTE, A TODOS) CON SU SATANASADA (QUE NO CRUZADA) PARTICULAR DE DEFENSA Y REIVINDICACIÓN DEL EXTERMINIO DE SERES INOCENTES E INDEFENSOS.

DIOS SE APIADE DE SUS ALMAS.

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