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18/4/12

Asociación Memoria Navas de Tolosa 1212 (VIII Centenario de la victoriosa batalla)


El sábado 21 de abril, a las 17:30, en el Parador de Jaén será presentada la ASOCIACIÓN MEMORIA NAVAS DE TOLOSA 1212. Intervendrá el escritor Guillermo Rocafort.

En próximas entradas, una vez que contactemos con los miembros de esta asociación, informaremos sobre la misma.

Celebramos que surja una iniciativa como ésta en el VIII Centenario de nuestra victoria de las Navas de Tolosa
(hecho significativo que cambió el curso de nuestra historia, con la aniquilación virtual del Imperio Almohade y el fin de la nueva expansión mahometana, la mas peligrosa, con la victoria de los ejércitos cristianos acaudillados por Alfonso VIII de Castilla, Pedro II el Católico de Aragón, Sancho VII el Fuerte de Navarra, Diego López II de Haro de Vizcaya, y el arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada, al frente no solo de castellanos, aragoneses, catalanes, navarros y vascos, sino también de voluntarios gallegos, leoneses, portugueses y ultramontanos).


Honor y Gloria a aquellos héroes.

17/11/11

El Juramento


Recibe con la diadema el signo de la gloria y la corona del reino, y así vivas con justicia, misericordia y piedad. Recibe el pomo de la dignidad y por él en ti reconoce el distintivo de la fe católica, porque, como hoy eres ordenado cabeza y príncipe del reino y del pueblo, así perseveres como garante y apoyo de la Cristiandad. ¿Quieres gobernar y defender tu reino, el cual Dios te lo ha concedido, según la justicia de tus antepasados?
-Nos, queremos.

22/9/10

La forja de un gran reino


(De Borafull)












Pedro, que de católico el renombre



Mereció: en Roma ungido,



Y el perdón de la Iglesia recibido,



De San Jorge de Alfama



Él orden funda; y estender su fama



Logra en la venturosa



Batalla de las Navas de Tolosa.



Jaime, el conquistador, su hijo le sigue,



Que a los moros persigue.



Quitáles a Mallorca



Murcia, Valencia, Ibiza y a Menorca:



En treinta lides los venció, y deshizo:



Sus tributarios a los reyes hizo



De Tremecén, de Túnez y Granada.



El cielo su ventura hace colmada,



Pues descendiendo a Barcelona dones,



Que tales no hizo a las demás naciones,



En sueños le aparece la gloriosa



De dilección hermosa



Madre, y del Verbo redentor del mundo,



Al tiempo que a Nolasco y a Raimundo;



Y a los tres, que reciben los favores,



De su orden fundan el de Redentores,



Con la cruz del Cabildo esclarecido,



Y barras de Wifredo distinguido.



Pedro tercero el Grande proclamado



Fue e el paterno reino y el condado.



Derrota los franceses,



Muerto entre el rechinar de los arneses



Filipo su monarca,



Ausiliadora de Narciso el Arca,



Que de moscas lanzó campo volante,



Cuando Gerona le creyó triunfante.



Ni de Neptuno calla



Ronca bocina la naval batalla,



En que después de su combate fiero,



El francés almirante prisionero,



Toma con unos hechos singulares



Posesión Cataluña de los mares.



El de Levante son soberbia armada,



Siendo terror del África su espada,



Surca Pedro; en Sicilia se corona;



Malta, Calabria, su esplendor pregona.



En Isabel de su consorcio fruto,



A la virtud dolcísimo tributo,



Patricia da de Barcelona al suelo,



Y Reina a Portugal, y Santa al cielo.



Nuevos países grande Rey adquiere,



Y gran soldado en la campaña muere.



De lid sangrienta vencedor, los daños



Tercero Alfonso, su hijo, en breves años,



Y días de honor llenos



Sentir hizo a franceses y agarenos.






En Sicilia reinaba



Jaime segundo cuando Alfonso acaba.



Sube al fraterno trono,



sirviéndole de abono



El justo y verdadero



Título, que alcanzó, de Justiciero.



Cuando en victorias su valor empeña,



a Córcega conquista y a Cerdeña.



Vencedor del murciano y granadino,



No solo es ya el Monarca tunecino,



Según el hado en sus reveses vario,



Sino el Imperio griego tributario.



Agregando a su patria



Los ducados de Atenas y Neopatria,



El catalán y aragonés valientes



A sus pies subyugando nuevas gentes,



Le dan el mando en Libia, Macedonia,



Tracia, Tesalia, Acaya y Licaonia,



Donde hacen que moneda el cuño forje,



Y en ella el busto del patrón san Jorge.



El estudio de Lérida erigido,



Y el orden de Montesa instituido.











Del quinto Alfonso celebró la gloria.



Se llamó Rey de Hungría, de Croacia,



Jerusalén, Sicilia, y de Dalmacia.



La Corona de Nápoles ceñida



En lid con los franceses adquirida,



Güelves recuperada,



Córcega con Cerceña asegurada,



De Marsella, además, dueño absoluto;



Y Génova en tributo,



En Italia y en África triunfante,



fue de la fama empleo el mas brillante.







15/5/10

Las Baylías de la Corona de Aragón


En los estados de la Corona, la administración de cada uno de ellos corrió a cargo del procurador del rey, que era la mas alta autoridad política, y que se venía denominando gobernador general.

Valencia, Cataluña y Mallorca constituyen sendas baylías que están bajo el bayle general.

En Cataluña, los diferentes condados están divididos en vicariatos o "vegueríes". En Aragón, el territorio está dividido en "honores" y a los bayles se les denomina merinos. En el Reino de Valencia, se dividió en "justiciados", regidos por un justicia, con funciones predominantemente judiciales. pero también administrativas y militares. Corría el año de Nº Señor de 1449.

17/4/10

Cuando se prohibió el trinquet



Curioso, ocurrió el año 1391:

Se prohibió jugar a la pelota dentro de la ciudad de Valencia, no ya por el juego en sí mismo, pues es distracción propia de caballeros que a nadie incomoda, sino por lo mucho que se blasfema en el calor de la práctica.

Los jurados habían dado ya varias disposiciones para evitar estas ofensas a la Religión, pero no hubo modo de reducirlas porque era la pasión de la pugna la que despertaba las imprecaciones y juramentos. De manera que el "Consell" decidió la prohibición que se esperó no fuera definitiva sino pasajera, hasta que los jugadores recapacitaran y dejaran de ofender al Cielo.

En Valencia, como se sabe, había buenos trinquetes pero el mas conocido por la calidad y prestancia de sus jugadores era el llamado "de los Caballeros", situado muy cerca de San Juan del Hospital (perteneciente a la orden de los Hospitalarios o de Malta). Pero no obstante su dignidad y la cercanía del templo, también allí blasfemaban hasta que llegó el cierre.

16/4/10

Los Normandos y el Reino de Sicilia


[De arriba a abajo: 1) Armas de la Dinastía normanda de Hauteville; 2) Roberto Guiscardo de Hauteville, duque de Apulia, Calabria y Sicilia, hermano de Roger I; 3) Roger I de Hauteville, Gran Conde de Sicilia; 4) Roger II de Hauteville, primer Rey de Sicilia; 5) Roger I y Roberto Guiscardo recibiendo las llaves de Palermo de manos de los sarracenos.]

De mercenarios a sueldo de Bizancio, para expulsar a los musulmanes del sur de Italia, pronto no solo expulsarían a los propios musulmanes, sino a los mismos griegos bizantinos, haciendo del sur un territorio vasallo de Roma.

Con el normando Roger II de Hauteville nacía el Reino cristiano de Sicilia, que sería gobernado por cinco monarcas mas hasta la llegada al trono de la Dinastía alemana de los Hohenstaufen (por el matrimonio entre Enrique VI Hohenstaufen, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico y la reina Constanza de Hauteville).

El resto ya lo conocemos, enemistad manifiesta de los papas franceses Urbano IV y Clemente IV con los Hohenstaufen, y ofrecimiento de la corona de Sicilia a Carlos de Anjou a cambio de que eche a los alemanes del sur de Italia. Así se produjo y el último varón de los Hohenstaufen, Manfredo, fue muerto en batalla por los franceses de Anjou.

Pero no contó el francés con los planes de la Providencia, y el matrimonio entre la hija de Manfredo, Constanza de Hohenstaufen, y el Rey de Aragón Pedro III el Grande, supuso la entrada de la Corona de Aragón en el “juego”, que terminó con la total y completa aniquilación y expulsión de los franceses angevinos de la isla de Sicilia, a manos del tándem Pedro III – Roger de Lauria, y el inicio de la Dinastía aragonesa.

Los franceses aun aguantarían en la Sicilia peninsular (Reino de Nápoles) unos 176 años mas, hasta la llegada de Alfonso V de Aragón, quien los derrotó y reunificó por fin el Reino de Sicilia.

15/4/10

La traición del don Julián siciliano


Alguien se puede preguntar a qué santo viene hablar ahora de Sicilia, y la respuesta es fácil: como parte integrante de la Corona de Aragón primero y del Imperio Español después, es deber, o mejor, un honor para cualquier español conocer su historia y su gesta, tan parecida a la nuestra en todos los sentidos, y si de hecho abogamos por que se reconozca esa filiación histórica que ha habido siempre entre España y Portugal como la Hispania eterna que son, no menos es reconer la que tenemos con nuestros hermanos “meridionales”, con los que hemos compartido historia y destino durante siglos.

He aquí el comienzo:

Desde que fuera parte del Imperio Romano, vieron pasar sus tierras sucesivamente a vándalos y ostrogodos, hasta que en el 535 el emperador bizantino Justiniano se hizo con el control de la isla (volvía así de nuevo al Imperio, pero esta vez al de Oriente). Al decaer el poderío militar de Bizancio, Sicilia sufrió un amago de invasión o reconocimiento a manos de varias partidas musulmanas árabes mandadas por Otman en el año 652.

Y es un poco mas de siglo y medio después, en 826, cuando entra en escena Eufemio de Messina, el alter ego bizantino del conde don Julián hispanogodo, aunque aquél encima no solo era traidor, sino depravado, ya que todo el lío postrer vino a raiz de secuestrar a una monja y forzarla a casarse con él. La víbora en cuestión se rebeló contra el emperador y huyó a África donde ofreció el control de la isla a la dinastía musulmana de Ibrahim Ibn Aglab (los Aglabíes) que ejercía su control en Túnez, y mas concretamente a su cabeza, el emir Ziyadat Alah.

Así pues, a imagen y semejanza de la invasión de Hispania a manos de Tariq y Muza, no tardó el ejército musulmán formado igualmente por árabes y bereberes en poner pie en Sicilia, y no paró hasta conquistarla totalmente en 965.

Los bizantinos de Sicilia en este caso, dieron mas guerra, debido principalmente a que apenas había muladíes entre ellos y a que no se podía comparar el poderío militar de Bizancio con el visigodo (en el momento de la invasión de la península ibérica, fragmentada desde tiempo atrás en partidos dinásticos que rivalizaban entre sí, sin obviar, por supuesto, la conspiración judaíca), tampoco olvidar las intestinas luchas que desde el primer momento de la invasión de Sicilia, se daban entre los musulmanes. Si en el periodo de invasión de Hispania, había cierta homogeneidad en el Islam y cercanos estaban los tiempos del falso profeta, el de Sicilia se caracterizó por la heterogeneidad.

Pero como la Historia es cíclica, también el emirato siciliano acabó sus días convertido en un puñado de taifas (mediados del S. XI)…y llegaron los normandos, y con ellos el nacimiento del reino cristiano de Sicilia.

7/4/10

Por qué el Todopoderoso bendijo a Alfonso VI


Moríase don Fernando I, alias el Grande o el Magno, el año de Nº Sr. de 1065. Temiendo no se peleasen sus hijos por el reino, quiso heredarlos a todos. Dejaba a Sancho su primogénito el reino de Castilla (convirtiéndose así en su primer rey); a Alfonso su segundo hijo el de León (nótese lo curioso de la decisión del Magno, pues era de mayor dignidad el feudo leonés, reino primigenio de Las Españas); a García, el tercero, Galicia y Portugal.

En esto que llegan las dos infantas doña Urraca y doña Elvira haciendo gran duelo y le dicen: "Padre y señor rey, ¿cómo repartiste vuestros reinos y a nosotras nos dejaste desamparadas?."

El rey suponía que les darían algo sus hermanos. Llámalos y les dice: "Hijos, vuestras hermanas quedan desamparadas. Si alguno de vosotros les quisiese dar algo con que viviesen, haría en ello gran bondad y tendría mi bendición."

Don Sancho y don García no respondieron palabra y mostraban que no les darían cosa. Movido don Alfonso a gran piedad y amor que tuvo a su padre y hermanas, díjole: "Señor, yo quiero darles de mis tierras en que vivan, y esto por cumplir vuestra voluntad." Y dióles luego, a doña Elvira la ciudad de Toro y la mitad del Infantazgo, y a doña Urraca la ciudad de Zamora.

El rey don Fernando quedó muy contento y díjole: "Hijo, Dios te dé su gracia y bendición, y ruego yo a Dios que, así como hoy son partidos mis reinos entre vosotros todos tres, que así los hayas tú todos tres juntos y seas de ellos señor y Dios te dé la mi bendición y seas bendito sobre todos tus hermanos. Y cualquier que quitare o intentare quitar a doña Urraca y a doña Elvira esto que tú les das, haya la mi maldición."

Oyó Dios las palabras del rey y se las cumplió, pues don Alfonso alcanzó a ser rey de todos tres reinos y además le concedió el que conquistase el Reino de Toledo.

Mas nunca se logran hijos
que al padre quiebran palabra
ni tampoco tuvo dicha
en cosa que se ocupaba,
nunca Dios le hizo merced
ni es razón que se le haga.

Así decía el romance, de cómo el rey Sancho desoyó el consejo del Cid de no quitar a sus hermanos lo suyo. Y encontró la indigna muerte en los muros de Zamora.

Habrá entendido el lector la moraleja, pues es cosa cierta que quien a padre honra, Dios no lo deja.

7/1/10

La amarga contestación de Alfonso Fdez. Coronel


Se había fortificado don Alfonso Fernández Coronel en la villa de Aguilar, que tenía en el Reino cristiano de Córdoba (Aguilar de la Frontera), y cuando lo supo Padro I el Cruel, corrió con sus tropas y varios caballeros para ponerle sitio y destruir las fortificaciones.

Llegaron a los muros de la villa, trató de forzarla y viendo que era difícil, si no imposible, intimó a Fernández Coronel, para que dejase franca entrada al Rey. Contestó aquél que al Rey sí; pero no acompañado de aquellos caballeros, algunos de los cuales eran enemigos suyos.

Volvió el Cruel al asedio, y comprendiendo una vez mas que no era cosa llana penetrar en la villa, se dispuso a pasar el invierno ante sus muros. A la primavera siguiente hizo estallar todas las minas preparadas durante el invierno, volaron las fortificaciones y las tropas del Rey penetraron en la población.

Estaba Fernández Coronel oyendo misa, esperó con toda serenidad a que terminase y entonces salió al encuentro de sus enemigos; pero viendo la imposibilidad de resistir, y luego de haberse defendido bravamente, se entregó preso.

Fue a verle don Juan Alfonso de Alburquerque, caballero del rey don Pedro.
- ¿Por qué habéis porfiado tan sin esperanza -le preguntó- siendo como sois tan bien visto en este reino?

A lo que Fernández Coronel contestó:
- Don Juan Alfonso: ésta es Castilla, que hace a los hombres y los gasta.

Antaño habían sido amigos. Cuán poco debe fiarse nadie de los hombres ambiciosos y tornadizos.

La campana de Huesca


Verdad o mentira, las crónicas lo cuentan así:

A don Ramiro el Monje le llamaban los aragoneses "el Rey Cogulla", y como era príncipe de escaso carácter (algo parecido al de nuestro falso rey Juan Carlos), lo tenían avasallado. El Rey, no sabiendo como imponerse a los magnates, mandó a un embajador que se viese con el abad del monasterio de Saint Pons de Thomieres y le consultara el caso.

Así lo hizo el embajador; el abad le oyó y en lugar de contestarle, se puso en la huerta a cortar las cabezas de las alcachofas.
- Anda, hijo; vuelve con don Ramiro y dile lo que has visto.

Volvió el embajador y dió buena cuenta al Rey de lo que había presenciado. Lo entendió don Ramiro e hizo correr la voz de que se había propuesto fundir una campana tan grande que su tañido se había de oir mas allá de sus reinos.

Invitó a los magnates a que fuesen a su palacio uno a uno, y a medida que llegaban les iba cortando la cabeza (algo así como el periodo "Vlad Tepes" que tuvo don Ramiro). Así mató a los 15 mas principales y soberbios. Puso las cabezas en un subterráneo, convocó al pueblo, hízole bajar a la mazmorra y mostrándoles las cabezas que pendían de unos gafios, dijo:
- ¡He ahí la campana!.

El pueblo se retiró y desde entonces hubo paz en el reino.

"Y si, lector, dijeres ser comento.
como me lo contaron, te lo cuento."

16/12/09

El mito Roger de Flor


Nacido en Brindisi de padres nobles. Su padre era un halconero germano del emperador Federico II Hohenstaufen, llamado Ricardo Blum (Flor), cuyo nombre cambió por el de Ricardo Fiore para casarse con una italiana.

Cuando Conradino de Suavia, al mando de los gibelinos, hizo el postrer esfuerzo para reconquistar la herencia de sus padres, Ricardo siguió el águila negra de los Hohenstaufen (luego incorporada en las armas de Aragón por Fadrique II de Sicilia) y murió como tantos otros en Tagliacozzo.

¿Qué pasó entonces con su desconsolada viuda? pues que entró en un estado próximo a la miseria y con dos hijos a cargo, Jacobo y Roger. Cuando un caballero templario provenzal pasó por allí, prendose del niño, y con permiso de la madre se llevó al pequeño Roger para hacerle entrar en la Orden.

El joven Roger fue uno de los mejores marinos de las naves del Temple, ingresó en la Orden y pronunció sus votos y se le dió entonces a mandar la mayor galera que en aquellos tiempos se había construido, cuyo nombre era "el Halcón". Hizo con ella grandes proezas contra los sarracenos. Combatió en Tolemaida y se distinguió en los heróicos combates del aspirante Reino de Jerusalén.

A consecuencia de haber embarcado en su nave a personajes de importancia y cuantiosos caudales cuando se perdió Tolemaida, incurrió en el enojo del gran maestre de la Orden, que le citó varias veces ante el tribunal templario (todavía no está averiguado, si el enojo del gran maestre estuvo justificado o no). Finalmente fue apartado de la Orden.

De Marsella pasó a Génova, y con dinero que le prestaron, armó una buena galera cuyo nombre era "la Oliveta". Como el buen mercenario en que se había convertido, ofreció en seguida sus servicios al duque de Calabria (de la casa de Anjou), pero mal recibido se fue a Messina, donde Fadrique II le acogió muy favorablemente y le elevó de forma sucesiva, a los cargos de almirante de Sicilia y miembro de su consejo; dióle el castillo de Trip y el de Alicata. Acabó pues guerreando contra los enemigos de su padre.

Desde aquel momento, su fortuna no conoció límites; puso al frente de su compañía de a caballo, a En Berenguer de Montroig y a micer Roger de la Matina, y con 5 galeras y un leño empezó a correr todo el principado de Nápoles, la playa romana y las costas de Pisa, Génova, Provenza, Cataluña, Al-Andalus (o la España ocupada) y Berbería: "Apoderábase de cuanto encontraba (nos dice Muntaner que fue intendente general de Roger y de la compañía que marchó a Oriente), así de amigos como de enemigos, con tal que fuese dinero o mercadería buena que pudiese meter en sus galeras, con la diferencia que a los amigos les daba un debitorio, diciéndoles que cuando habría paz se les satisfaría, y a los enemigos les quitaba todo cuanto bueno llevaban, dejándoles sin embargo los leños y las personas, pues a ninguno hacía mal."

Con ese sistema de guerra, llegó el bueno (y bribón) de Roger, a ser el almirante mas opulento de la época, pero siempre manifestó gran menosprecio de las riquezas, menosprecio que por una singularidad extraña hacíale muy poco escrupuloso en los medios de adquirirlas.

La intrepidez, la generosidad, la presencia de ánimo y la astucia eran las cualidades eminentes de aquel hombre que murió asesinado a la edad de 37 años, después de haber sido por algún tiempo comandante en jefe de los "marines del medievo" (esto es, almogávares) y el supremo árbitro de Constantinopla.

Moría el hombre, nacía el mito.

14/12/09

Fadrique II de Sicilia Vs. Jaime II de Aragón


FADRIQUE II DE SICILIA, creador del escudo antiguo de Sicilia: Las armas de Aragón y el águila negra de los Hohenstaufen.

Tercer hijo de PEDRO III "el Grande", Rey de Aragón y a la vez, tándem demoledor, especie de "duo sacamantecas" indomable del Medievo junto a su amigo y almirante, el mas grande todavía: Roger de Lauria.

Su hermano Jaime II "el Justo", anterior rey de Sicilia, pactó con el Papado la devolución de la isla a los Anjou, siempre en beneficio de la Corona, y en contraprestación, por la posibilidad que le dió el Papa para acceder a los feudos de Córcega y Cerdeña. Bonifacio VIII siempre fue un activo y hábil negociador, ya que logró atraer a su partido, ¡cosa inaudita! a Roger de Lauria y Juan (Giovanni) de Prócida, hasta entonces sus mas acérrimos enemigos. Fadrique o Federico no quiere ceder el reino, como tampoco quieren marcharse (a instancias de Jaime), aragoneses, catalanes y valencianos de la isla: los ha convencido Blasco de Aragón, a las órdenes de Federico y la reina madre Constanza.

Los sicilianos están enojados por haber pactado Jaime la entrega de su isla a los Anjou. Le son leales a Federico; no desean volver a tener gabachos allí, sino que desean estar vinculados a la Corona de Aragón.

Estalla la guerra, muy al pesar de Jaime, pues es Federico su hermano. El dilema es para Roger de Lauria, calabro-siciliano; pero el gran almirante es HOMBRE DE HONOR y se siente obligado a seguir a las órdenes de Jaime II (Jaime le dió libertad para elegir). El de Lauria, al dejar la isla, perdió allí muchos bienes y fortuna, pero los ganó en Valencia. Con gran dolor también, abandona la isla el gran Juan de Prócida, hombre de confianza del rey Pedro. Roger de Lauria y Juan de Prócida se declararon ya en su interior, hostiles a la causa siciliana y pro-aragoneses (Bonifacio VIII le dió al de Lauria, el castillo y la tierra de Aci en Sicilia, vuelto ya el almirante ad apostolicae sedis gratiam et mandata, aunque tuvo que abandonar esas tierras).

Cuando comenzó la guerra civil, nuestros ejércitos y flota, lucharon con poco ímpetu porque se trataba de una guerra entre hermanos. Antes del conflicto, el propio Roger sacó de la isla en barco a la reina Constanza (madre de Jaime) y a su hermana, para ponerlas a salvo por orden del rey aragonés, aun estando en el partido de Federico. Constanza esperaba reconciliar a sus dos hijos (Jaime y Fadrique) y aliviar su propia conciencia volviendo al seno de la Iglesia, incluso estando a favor de su hijo menor Fadrique; por eso acudió a Roma a petición de Jaime para casar a su hija Violante (hermana de los dos "enemigos") con Roberto, hijo del de Anjou (era parte del tratado), a lo que Fadrique no se opuso, pues quería bien a su hermano y nunca quiso enemistarse totalmente con él. Jaime tiene que hacer cumplir la palabra dada al Papa, pero quiere hacerlo de forma comedida. Pronto Federico sufre las primeras derrotas, pese al poco vigor de Jaime (dolorido por luchar contra su hermano)...solo el gran caballero del mar Roger, le anima a poner mas ímpetu (el almirante solo fue derrotado al comenzar el conflicto, por Blasco de Aragón).

Llega Cabo Orlando y soldados que antes habían luchado juntos, se enfrentan ahora. Las naves portaban la misma enseña aragonesa y muchos de los contendientes eran parientes y hasta amigos. Don Jaime, tuvo en la batalla el pie clavado a la cubierta de su buque, por una flecha, pero no dió muestras de dolor. Federico peleó bravamente y quiso morir junto a Blasco de Aragón, pero se rindió al fin fatigado. Fernán Pérez de Arbe no quiso acatar la orden de retirar el pendón real (en señal de rendición), se quitó el casco y empotró su cabeza contra el mástil repetidas veces; murió al día siguiente a causa de las heridas.

Jaime, tras la batalla, estimó que ya había cumplido su parte y no forzó mas las cosas.

En la defensa de Messina, fue cuando se encontraron los dos ROGER: por un lado Roger de Lauria, al servicio de Jaime II de Aragón y por otro Roger de Flor, al servicio de Fadrique II de Sicilia. El germano se distinguió en la batalla; fue almirante de Fadrique y miembro de su consejo, y el propio rey siciliano diole el castillo de Trip, el de Alicata y las rentas de Malta.

Federico, al final aceptó los hechos con resignación y el pacto con el Papa.

Pero tiempo después firmó el tratado de Caltabellotta por el que fue reconocido rey vitalicio (después, vuelta de la isla a los ANJOU)...pero en su lecho de muerte legó el reino a su hijo Pedro (con dos cojones) y Sicilia continuó por varios siglos en la Corona Aragonesa primero, y en la española después.

10/12/09

El Conquistador


"Nos somos Rey de Aragón, y lo somos porque es nuestro derecho; aquéllos que vienen contra Nos, son nuestros naturales y hacen lo que no deben desde el momento que vienen a combatirnos; de consiguiente a Nos, que cumplimos con nuestro derecho, mientras que ellos hacen tuerto, nos ha de ayudar Dios, y por lo mismo no dejaremos la villa a menos que muramos, y los venceremos."

"¡Sígame quien quiera, que así hará su deber y yo seré su amigo; quien no lo haga, faltará al suyo, y me tendrá por adversario!."

Nació en Montpellier en la noche del 1 al 2 de febrero de 1208. A la mañana siguiente, cuando los clérigos de Nuestra Señora de las Tablas entonaban el Te Deum de maitines, para celebrar la Presentación de Jesús en el Tempo, fue presentado en aquella iglesia ante el Altar de la Madre de Dios el recién nacido, sucesor de la Corona de Aragón. Después lo llevaron a la iglesia parroquial de San Fermín, en el momento en que resonaba en ella el cántico Benedictus Dominus Deus Israel.

La Reina doña María, señora de Montpellier, llevó a la Capilla de Nª Sra. de las Tablas, 12 cirios de las mismas dimensiones, y a cada uno se le puso un cartel con el nombre de un Apóstol. Los encendió al mismo tiempo, y la Reina prometió dar a su hijo el nombre del Apóstol cuyo cirio permaneciese mas tiempo encendido: fue el del Apóstol Santiago.

"Este Rey de Aragón, don Jaime, fue el mas hermoso del mundo: era mas alto que todos los demás de un palmo, y muy bien formado en todos sus miembros; tenía el rostro grande, de buen color y fresco; la nariz larga y muy recta; boca grande y bien dibujada; dientes blancos y muy grandes, que parecían perlas; ojos negros, cabellos rubios, que parecían hilos de oro; hombros anchos, el cuerpo largo y esbelto, los brazos gruesos y bien hehos, y manos hermosas y dedos largos, y los muslos gruesos y bien hechos, y las piernas largas y rectas y gruesas para su medida, y los pies largos y bien hechos y muy bien calzados" (Desclot).

Sufrió herida durante el cerco de Valencia, donde bien cerca estuvo de perder la vida. La flecha sarracena que le hirió en la frente, dejó allí una profunda huella que no afeó sin embargo su rostro, orlado de cabello rubio. Aquel lance cerca de la puerta de Boatella, lo recordó el Rey: "Nada importante fue y yo mismo saqué la flecha con mis manos".

Él mismo veneró a su padre aunque su progenitor no lo hiciera de él: "El Rey mas leal que hubo nunca en España (Pedro II el católico), el mas cortés y amable. Era tan dadivoso, que sus rentas y sus tierras no le producía nada: tan buen caballero, que no lo hubo mejor en el mundo." Solo un defecto tenía en palabras de su propio hijo: que era un mujeriego:" Él era hom de fembres".

Oró don Jaime, previa la conquista de Mallorca:
"Señor Dios, harto conocemos que ha sido tu mano la que nos ha hecho rey de la tierra y de los bienes que nuestro padre tenía por tu gracia: éste es el primer hecho grande y peligroso que emprendemos; en su buen éxito hemos querido confiar, ya sea porque desde que nacimos hasta ahora, siempre sentimos la fuerza de vuestra ayuda, ya por ver que habéis querido que sirviesen a nuestra mayor honra aquéllos mismos que querían contrastar con Nos: así, pues, Señor y Creador mío, tened la gracia de ayudarnos en tan gran peligro, y haced que no sufra mengua la hazaña que hemos emprendido, en lo que no sería yo solo quien perdiese, sino Vos, mayormente si se atiende a que este viaje lo hago solo por ensalzar la fe que Vos me dísteis, y para rebajar y destruir a aquéllos que no creen en Vos. Dignaos por ello, Dios poderoso, libradme de este peligro, y haced que mi voluntad se cumpla, ya que la empleo solo en vuestro servicio. Acordaos que ninguna gracia os he pedido que no me la hayáis otorgado, mayormente si es para alguno de aquéllos que tienen ánimo de serviros y padecen por Vos; y que yo soy ahora uno de tantos.

Y Vos, Madre de Dios, escuchadme también. A Vos, que sois puente y paso para los pecadores, a a Vos os suplico por los siete gozos y los siete dolores que sufrísteis por vuestro caro Hijo, que os acordéis de mi para suplicarle que me saque de esta pena, y del peligro en que nos encontramos yo y todos los que van conmigo."

24/11/09

La verdadera poesía



El reinado de la poesía no puede concluir en tanto que el hombre exista; no puede acabar mientras la Humanidad peregrine en la tierra la viva aspiración del alma al supremo ideal de la belleza. Su esfera de acción podrá dilatarse, pero como todo lo que tiene por base al hombre mismo, la poesía, con él camina en el curso de las edades.

Los himnos sagrados y las teogonías y cosmogonías poéticas de la infancia de los pueblos; la epopeya de las heroicas edades en que ya las pasiones y caracteres, se desarrollan con claridad histórica.

Siendo Dios la historia y el corazón humano, los eternos manantiales de la poesía, todas las galas de la naturaleza, las mas nobles y cadenciosas combinaciones del lenguaje, ¿cómo no ha de tener importancia, y puesto, y voz en todos los estados de la sociedad? ¿Quién puede negar el influjo civilizador de los sublimes cantos de la Biblia? La verdadera poesía es la que se funda en la verdad de la naturaleza, de las ideas y de los sentimientos: la falsa poesía o la convencional, en las pasiones, en el cálculo y en todas las concupiscencias.

Antes que Dante, está Homero; antes que Homero, los cantores bíblicos.

La musa de Grecia y Roma, siempre corresponde a la índole peculiar de las gentes cuyas glorias canta o cuyas pasiones halaga; la exaltación heroica y el amor a la patria, los dos elementos mas elevados de aquellas edades; el idealismo de la forma y el goce de los placeres sensuales, son la fuente de inspiración de la poesía pagana, y de la poesía falsa y convencional.

Virgilio tenía un sentido moral mayor que el de las divinidades que retrataba, que no eran mas que las máquinas de su poema, y no como en Homero los tipos sagrados de su creencia. Pero Virgilio era un poeta esencialmente pagano, y de los que mas alta elevaron la idealización de la materia. Era un verdadero poeta, de aquéllos en los que en las civilizaciones adelantadas reflejan la grandeza de un pueblo, ensalzan su gloria y sus virtudes, y, asimilándose los progresos del pensamiento, contribuyen a difundirlos en elegantes versos.

La poesía pagana encierra ciertamente bellezas inmortales, mas era forzosa la aparición del cristianismo para acrisolar la fuente del sentimiento y levantar la imaginación al idealismo del espíritu.

La poesía en la Edad Espléndida se empapa del orientalismo de las Cruzadas y de la invasión musulmana. El espíritu humano, después de mil penosas evoluciones, llegó al último de sus desenvolvimientos, cuando libre de los vicios y errores que le esclavizan en la tierra, dueño de sí mismo, sacia su sed en las fuentes del amor celestial, y abre sus alas a los resplandores de la verdad divina. Dante es el vértice en torno del cual pasan los hombres y las generaciones, se mueven los astros y giran las esferas. La genuina inspiración poética, es aquélla que se funda en la verdad eterna del corazón humano y en la verdad social de la época en que el poeta escribe.

El mas profundo y general conocimiento del griego y del latín, purificó y engrandeció las modernas lenguas, pero el entusiasmo que volvieron a despertar los modelos de Grecia y Roma, contribuyó a desnaturalizar la verdadera poesía, apartándola del propio caudal, para volver a reflejar tipos, ideas y creencias de civilizaciones que pasaron para siempre. Esto es, la que nos quieren dar como nueva los materialistas, los racionalistas, y los idealistas vergonzantes panteístas. La poesía que no cree, siente o piensa, no es poesía; y solo aquello que tiene por fundamento al Hombre-Dios y por cuadro la naturaleza, podrá ser objeto de imitación bien entendida para los modernos.

18/11/09

Don Juan de Mena


Aventajadas dotes las del cordobés, lozana imaginación y fuerza de entendimiento, además de vasto ingenio. Ése era Juan de Mena, verdadero tipo del poeta cortesano; y aunque no pertenecía a la nobleza por su nacimiento, ni se mezcló en los negocios públicos ni en las contiendas políticas, acertó por su talento, humor festivo, ingenio agudo y finos modales a mantenerse en buena correspondencia con el rey, con el condestable, con los infantes de Aragón y con los principales jefes de los partidos.

Aspiró a inmortalizarse en una obra en la cual pudiera desplegar todas sus facultades poéticas y su erudición. Por desgracia (o no), el contagio de la imitación le arrastró en pos del Dante a quien se propuso por modelo en la disposición de su poema y hasta en la aspereza del estilo.

Su Laberinto, que tenía por objeto trazar un cuadro alegórico de la vida humana abarcando todos los siglos para ensalzar los grandes hechos y anatematizar el crimen, está dividido en 7 partes, según el número de planetas entonces conocidos; el autor se supone trasladado a un gran desierto donde se halla el palacio de la Fortuna, y allí se le aparece por guía la Providencia, bajo la figura de una hermosa doncella. Todas las partes de la tierra se presentan sucesivamente a sus miradas; la Providencia le enseña 3 grandes ruedas que le presentan lo pasado, lo presente y lo futuro, y bajo la dirección de la misma doncella va contemplando en el movimiento de aquéllas, la aparición de los nombres mas eminentes de la historia y de la fábula. ¡Qué obra de total erudición y admirable fantasía!. Cierto es su falta de interés en la acción general y la rudeza del lenguaje, hinchado y lleno de latinismos, pero sus pensamientos son enérgicos, las ideas elevadas y sus imágenes grandiosas.

El siguiente pasaje es uno de los mas sentidos y mejor versificados; en él, se pinta el dolor de la madre de Lorenzo Dávalos al mirar el cadáver de su hijo:

Bien se mostraba ser madre en el duelo
Que hizo la triste después que ya vido
El cuerpo en las andas sangriento, tendido,
De aquél que criara con tanto desvelo:
Ofende con dichos crueles al cielo,
Con nuevos dolores su flaca salud
Y tantas angustias roban su virtud
Que cae la triste muerta por el suelo.

Rasga con uñas crueles su cara,
Hiere sus pechos con mesura poca;
Besando a su hijo la su fría boca
Maldice las manos de quien lo matara;
Maldice la guerra dó se comenzara,
Busca con ira crueles querellas,
Niega asi misma reparo de aquéllas,
Y tal como muerta viviendo se para.

16/11/09

Oratio


Ya Sennor glorioso, Padre que en el Cielo estás
Fecist' cielo e tierra, el tercero la mar:
Fecist' estrelas e luna, e el sol para escalentar:
Prisist' encarnación en Sancta Madre
En Belleem aparecist' como fue tu voluntat:
Pastores te glorificaron; ovieron de alaudar:
Tres Reyes de Arabia te vinieron adorar,
Melchor e Gaspar e Baltasar: oro thus e mirra
Te ofrecieron como fue tu voluntat
A Jonás cuando cayó en la mar
Salvest', a Daniel con los leones en la mala cárcel:
Salvest' a Sancta Susana del falso criminal.
Por tierra andidiste XXXIII annos, Sennor Spiritual,
Mostrando los miraclos, por en avemos que fablar.

La primera gran armada española


Barcelona, primer lugar en España en cuanto a Marina se trataba, en los siglos medios. Como dice Balmes, al leer las Memorias históricas sobre la marina, comercio y artes de la antigua ciudad de Barcelona del insigne Campmany, parece que uno se engríe de pertenecer a esa tierra catalana cuyos antepasados se lanzaban tan briosamente a todo linaje de empresas, no consintiendo que otras los aventajasen en la carrera de la civilización y cultura.

La de las Baleares, empresa llevada a cabo por Ramón Berenguer el Grande, su viaje a Italia, sus tratados con los estados italianos, la empresa contra Almería, dan clara idea del poder de la marina catalana llegado el S. XII. Comenzó a ser Barcelona un puerto abiero a todas las naciones conocidas, convirtiéndose en pocos años en uno de los principales emporios del Mediterráneo y suministrador del resto de España y Europa. Con Jaime I, eclipsó la fama de las florecientes repúblicas italianas. De ello son evidentes pruebas, el armamento hecho para la conquista de Mallorca y las campañas de África y Sicilia en el reinado del "valenciano" Pedro III el Grande; pero mas que todo el libro del Consulado del mar, famoso y digno monumento de la sabiduría de nuestros mayores.

Barcelona tenía entonces cónsules y factores mercantiles en todos los puertos importantes del Mediterráneo, norte de Europa, África y Oriente Próximo (Nápoles, Alejandría, Génova, Palermo, Alghero, Messina, Malta, Constantinopla, Niza, Roma, Málaga, Sevilla, Almería, Venecia, Trípoli, Chipre, Ischia, Túnez, Beirut, Siria, etc...).

Surcaban los catalanes con naves propias todos los mares entonces conocidos, para mayor gloria de la Corona de Aragón, y la importancia que adquirió su comercio hizo que la junta de prácticos, que tenía ya establecida para decidir los negocios mercantiles, se convirtiese a mediados del S. XIV en un tribunal que se llamó "consulado de mar", semejante al establecido en Valencia desde 1283, extendiéndose su jurisdicción a todas las causas marítimas y mercantiles. Se fundó también la Taula de cambi, banco instaurado en 1401, primer o segundo establecimiento de esta naturaleza en Europa.

Tiempos grandes sin duda e historia gloriosa, que hoy se ve ensombrecida, deshonrada, manipulada y falseada por toda la caterva de políticos que abona las tierras de España, y mas concretamente las de Catalunya.

¡Desperta ferro!
DPFR

12/11/09

Deus lo vult!


La gran empresa de la Edad Espléndida, y así lo demuestra la filosofía de la historia amaestrada con las lecciones de la experiencia, que ha producido a la Cristiandad (a partir de ahora intentaremos omitir el nombre pagano de Europa, nombre que nunca ha significado gran cosa: aunque podemos compararlo con la gran ramera de Asia, Babilonia; ahí es nada) inmensos bienes, dando a sus pueblos decidida preponderancia sobre los musulmanes, fortificando y agrandando su espíritu militar, comunicándoles un sentimiento de fraternidad que hizo de ellos un solo pueblo, desenvolviendo en muchos sentidos el espíritu humano y contribuyendo a mejorar el estado de los vasallos.

Las Cruzadas crearon marina (que no escuela), fomentaron el comercio y la industria, y dieron de esta suerte un poderoso impulso para adelantar por diferentes senderos en la carrera de la civilización. Y no es esto decir que los hombres que concibieron las Cruzadas, y los papas que las promovieron, y los pueblos que las siguieron, y los señores y príncipes que las apoyaron, calculasen toda la extensión de su propia obra ni columbrasen siquiera sus inmensos resultados: CUANTO MENOR SEA LA PARTE QUE HAYA DE SEÑALARSE A LA PREVISIÓN DE LOS HOMBRES, MAYOR SERÁ LA QUE DEBA ATRIBUIRSE A LOS PRINCIPIOS Y SENTIMIENTOS RELIGIOSOS EN SUS RELACIONES CON LA CONSERVACIÓN Y FELICIDAD DE LAS SOCIEDADES.

Era entonces opinión en los países cristianos que transcurrido el milenario o reinado de Cristo, el fin del mundo, según las palabras atribuidas al Salvador, podía acaecer de un momento a otro. Esto, junto con los lastimosos relatos que de la suerte de sus hermanos de Palestina, hacían los peregrinos que llegaban del Oriente, fue entre el pueblo y aun entre los señores la causa inmediata del suceso que, como dijo Chateaubriand (autor espléndido y siempre recurrido), ha sido una de las tres cosas grandes que en el mundo han sucedido: LOS OTROS DOS: EL ESTABLECIMIENTO DEL CRISTIANISMO SOBRE LAS RUINAS DEL PAGANISMO Y EL DESCUBRIMIENTO DEL NUEVO MUNDO.

Ricos y pobres se desposeyeron de todo lo material, los primeros donándolo a la Iglesia (salvo lo necesario para armar a sus vasallos), los segundos siguiendo las banderas de sus señores, y de ahí, el prodigioso movimiento que conmovió al Occidente todo. Si exceptuamos a los catalanes, el resto de españoles tomaron escasa parte en aquella heroica empresa, que harto tenían que hacer en su propia patria, para enviar soldados a lejanas expediciones.

Además, las Cruzadas y la guerra de España son una misma cosa: la diversidad de lugares en que se verifica la lucha no puede cambiar la esencia de ésta, y en Asia y en nuestra Piel de Toro combátese por la CIVILIZACIÓN CRISTIANA CONTRA LA BARBARIE DEL ISLAM.

Hoy, el felonismo que asola la maldita Europa, nos ha dejado a merced del Islam en nuestra propia patria, y en toda la Vieja Cristiandad. Quiera Dios, que aun siendo pocos, jamás nos abandonen las fuerzas, y siempre con fe, sigamos luchando por la verdadera Luz del mundo. Hoy, el mayor enemigo es mucho mas peligroso que el Islam, habita entre los arquitectos de la podrida Europa y entre nuestros políticos memócratas.
LUCHEMOS CONTRA ELLOS CON FE Y CORAJE: DEUS LO VULT!.

Rodericus mio Cid


[Si se amplia la imagen se podrán observar pendones de la Corona de Castilla, cuando el Cid es muchísimo mas temprano. A decir verdad, ni siquiera existía el pendón de Castilla (en gules, un castillo de oro) pues su creación se debe a Alfonso VIII, muy posterior al Cid; se trata pues de un retrato idealizado del gran Rodrigo Díaz]

Ipse Rodericus mio Cid semper vocatus,
De quo cantatur, quod ab hostibus haud superatur,
Qui domuit Mauros, comifes domuit quoque nostros,
Hunc extollebat, se laude minore ferebat,
Sed fateor virum, quot tollet nulla dierum,
Mio Cid primus fuit, Alvarusque secundus.
Morte Roderici Valentia plangit amici
Nec valuit Christi famulus eo plus retineri (...)


Versos leoninos, en un lenguaje que no es ya latín, ni aun tampoco castellano (Me he dado cuenta que esto ya lo inserté en un post anterior; como estaba leyendo sobre el tema y se me va el santo al cielo cada dos por tres, creí que era novedad en esta humilde bitácora...bueno, nunca está de mas recordar).

10/11/09

La Luz de la Iglesia


San Gregorio VII, al ver el estado del mundo y conociendo que solo el Papa podía salvarle, concibió el vasto proyecto de una teocracia universal que abrazase en su seno todos los reinos cristianos y tuviese los mandamientos de la ley de Dios por base de su política. Su poder espiritual debía ser para el real, lo que el sol para la luna: había de darle luz y calor, pero nunca destruirlo ni usurpar a los príncipes su soberanía. Éstos sin embargo, debían inclinarse necesariamente ante la suprema soberanía de Dios, de quien tienen sus reinos, y al príncipe que rehusare hacerlo debía excluírsele de la alianza teocrática.

Su plan, que consistía en fundar la vida política de los estados sobre los principios del cristianismo, se presenta en toda su grandeza y debió obtener el asentimiento unánime de los espíritus generosos que en tiempos de violencia, sentían la necesidad de una autoridad moral capaz de dominar y domar la rudeza de los poderes temporales. Gregorio murió en la realidad triunfante, porque su gran pensamiento le sobrevivió todo entero y la Iglesia quedó libre de todo poder temporal.

Desde entonces, los pontífices intervienen como mediadores entre príncipes y vasallos, juzgando a reyes y naciones, oponíendose a toda clase de injusticias, actuando de escudo contra guerras y revoluciones, como responsables de la autoridad de Cristo solo ante Dios y su Iglesia. A Cristo se dirige todo homenaje, todo honor y obediencia; en su nombre se promulgan las leyes y se cumplen por amor a Él. Desde el S. XI se titulan ya los obispos: "OBISPOS POR LA GRACIA DE DIOS Y DE LA SANTA SEDE APOSTÓLICA ROMANA".

Fortalecidos con su propia misión, los papas oponían un muro inquebrantable a las pasiones de los pueblos y protestaban sin miedo contra los vicios de los reyes y poderosos. La elevación de sus miras, su misión pacífica y la naturaleza de sus intereses les inspiraban necesariamente en política, ideas grandes y generosas que no podían concebir los reyes, y la voz unánime de los pueblos, que no dejó de condenar los excesos y los abusos de algunos papas en el ejercicio de su alto arbitramiento, proclamó agradecida el uso legítimo y bienhechor que de él generalmente hicieron.

Preguntaba Chateaubriand: "Si en medio de Europa, se elevase un tribunal que juzgase en nombre de Dios, previniese las revoluciones y las guerras y las fuese destruyendo poco a poco, ¿quién duda de que se le proclamaría como el apogeo de la perfección social, como la obra maestra de la política?."

Durante la Edad Espléndida se tendió hacia ese fin y se estuvo muy cerca de alcanzarlo.

Insinuadas las anteriores ideas, al historiador, que puede ver de cerca los beneficiosos frutos que han producido, solo le toca bendecirlas, y decir como dijo el alemán Hurter: "El pontificado era el único medio de impedir el abuso de la fuerza y la violación de las leyes divinas y humanas; era un poder mas alto y mas santo que todo tribunal político y civil; un poder, que ya instruye con dulzura y advierte con benevolencia, ya se levanta poderoso y amenazador contra los grandes de la tierra e impide que el fuerte oprima al débil y que el libre pase a ser esclavo; ya obliga a los príncipes a que permitan a las viudas y huérfanos interponer sus quejas ante los tribunales eclesiásticos, ya se dirige a los reyes para hacerlos volver al sentimiento de su deber y de su propia dignidad, empleando súplicas, advertencias, amenazas, sabios y prudentes consejos; ya, sobre todo, se honra de ser el protector de los oprimidos, y vigila las costumbres de los potentados e impide que se hagan superiores a todo género de leyes; ya se esfuerza en proteger a los desvalidos contra la codicia de los grandes y a los pueblos contra la arbitrariedad y el despotismo, ya, en fin, civiliza a las naciones y consuela a los infortunados asegurándoles la salvación eterna."