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11/12/13

Non Est Pax Impiis


“Volverán los tiempos en que los creyentes, los hombres de fe, tendrán que buscar un abrigo en las vertientes de los montes y un asilo en las peñas abrujetas e inhospitalarias” (Pidal)


Estos tiempos se acercan, el espíritu demagógico y las transigencias criminales ha invadido ya todos los organismos gubernamentales y llegada ya la hora suprema, arroja ya descarado y soberbio el antifaz y se prepara a reñir la última batalla, espantosa y colosal. Se ha levantado altar con altar, blasfemias sacrílegas del pastor protestante y ya del católico, todo, al abrigo de una legalidad de la que han sido y son partícipes las innúmeras masas cándidas y creyentes, que abandonaron los lares gloriosos de la tradición hermosa y se entregaron en los brazos de una monarquía “católica como nuestros padres y liberal como nuestro siglo”.

Por eso, los guardianes de la Tradición han sañalado con dedo de adivino las tendencias y derroteros del espíritu revolucionario y con férrea intransigencia han sido los únicos mantenederos en el palenque de la idea y de la acción, sufriendo resignados dolores indecibles en defensa de su Dios blasfemado, de su Patria ultrajada y de su Rey traicionado, escribiendo una página de epopeya en la historia prosáica de nuestro decaimiento senil.

Y rezó el epitafio:



Si gloria, lealtad y patriotismo

Honor, amor al Rey, recta justicia

Sinceridad, valor, alto heroismo

Buscas, oh caminante; la malicia

El dolo, la traición y el odio impío

Lo hundió bajo esta losa: aquí yaces boina roja.



Hoy ya no saldremos al campo a desenvainar la espada guerrera, sino que en nuestros hogares defenderemos el honor de nuestras esposas y la herencia de los hijos, los derechos de Dios y la majestad de sus auténticos ministros; el huracán revolucionario se desencadenará rugiente y furioso, y nosotros, rechazaremos la agresión con la agresión y mantedremos nuestros derechos: recogernos en los montes, como soñaba Pidal, no lo haremos jamás.

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LEALTAD DE ROCA A LA RELIGIÓN DE NUESTROS PADRES, A LOS REYES, A LAS LETRAS Y A LA AUGUSTA BANDERA DE LAS MILICIAS VOLUNTARIAS DE LA PATRIA.

NO TEMÁIS, QUE LOS ERRORES DEL HOMBRE LANZADOS EN EL VASTO CAMPO DE LAS IDEAS, SON IMPOTENTES PARA DESTRUIR LAS DE LA RELIGIÓN.

HASTA QUE DESAPAREZCA LA IMPIEDAD, NON EST PAX IMPIIS, NO HAY PAZ PARA LOS IMPÍOS.



18/9/13

La Lealtad jurada


"Ante la voz de mi conciencia afligida por los males de la nación, ante tantos desastres, tanta ignominia y mengua tanta, todo lo abandono, a todo renuncio, honores, dignidades, posición, hogar y familia, y voy a buscar bajo los pliegues de una noble bandera que tiene por lema "Dios, Patria y Rey"; es decir, mi creencia religiosa, mi madre España y el mandatario de la Ley, el custodio de mi libertad, de esa libertad que yo quiero y ansío para todos los fines honestos de la vida, la posible salvación de mi patria, pidiendo a Dios me perdone no haberlo hecho antes, y a la Historia, que, si se ocupa en mis faltas, se acuerde también de mi arrepentimiento y de mi pública confesión.

Voy allá, a la Covadonga de la monarquía y del honor castellano, porque quiero tener un Rey, hijo y nieto de reyes, y no un millar de tiranuelos que por turno me vejen y opriman; voy allá, donde se halla, no el señor absoluto, como se pregona para extraviar incautos, sino el representante de la tradición nacional y de las viejas libertades españolas; voy allá, porque se proclama un absolutismo noble y grande, el absolutismo de la Ley, que guarda lo mismo el palacio del magnate que la choza del mendigo, y mide por igual al prócer y al menesteroso; voy allá, para encontrarme en medio de la antigua España, entre un ejército de bravos que pelean desinteresada y espontaneamente para probar al mundo que aun alentamos, y voy allá, porque un príncipe honrado y caballero, que nunca ha faltado a su palabra y lealmente cumple hasta ahora sus promesas, me garantiza todo esto, y no es locura dar crédito a un vástago de estirpe regia, aquí donde todos nos hemos sucesivamente entregado a tanto aventurero engrandecido".

Barón de Bretauville

Fidelidad con amor, valor con honor, perjurio con venganza. Señor, sea yo si se muestra en mi, la lealtad jurada.

23/5/13

Monarchia


Aun cuando sean muy complejas y variadas las relaciones del gobierno de los pueblos, el gobierno en sí mismo es uno. Porque la idea de gobierno conviene en la unidad. ¿Y qué forma es la que conviene a la unidad del gobierno? La etimología de las palabras es su mejor definición, y la etimología de la palabra monarquía, compuesta de dos griegas, que significan gobierno de uno solo, es la que contesta cumplidamente a nuestra pregunta.


¿Quiere decir la monarquía, que el poder sea absoluto, despótico y arbitrario? Si tal significara, no habría un corazón generoso que no se pronunciase contra la monarquía. Y cuando son tantos los corazones generosos que aman ardientemente la monarquía, cuando son y han sido tantos los pueblos que la han defendido y la defienden con entusiasmo inmenso, la idea monarquía, no significa ni puede significar despotismo, ni tiranía, ni arbitrariedad, porque la idea de una cosa no es el conocimiento de una relación sola y aislada, y la palabra monarquía no expresa el poder ciego e impetuoso, sino que representa el principio primordial de gobierno en sus relaciónes infinitas, pero derivándose siempre de la unidad, que es el carácter primitivo y general de todas las cosas.

El monarca es el depositario de los intereses permanentes de la sociedad. La idea moral y las ideas científicas son los límites naturales de la soberanía de los reyes y de los pueblos. Así es que, desde el instante en que ciertas leyes son reconocidas y aceptadas como verdades incontrovertibles, deben custodiarse solícitamente como el depósito sagrado del derecho, como el gran código de la verdadera libertad. Nadie puede desconocer si esto es cierto, la necesidad de una institución que se sobreponga a las pasiones y a los errores, de una institución que sin solución de continuidad ampare constantemente los grandes intereses humanos, de una institución que, sin fluctuar a merced de la fuerza y de la osadía, preste aliento al corazón, tranquilidad al espíritu y paz a la sociedad. Y esa institución, es la monarquía.

Los que batallan contra ella y pretenden fraccionar el poder, sin personificarlo en la unidad y prescindiendo de la enseñanza de naturaleza, desconocen que hay intereses permanentes, y desconocen también que hay ciertas verdades que no pueden someterse al caprichoso, inconsciente y apasionado tribunal de la muchedumbre. Por eso, en vez de divinizar la verdad, divinizan la opinión; por eso, en vez de respetar los fueros de la justicia, respetan los errores del versátil e indiscreto criterio del hombre; por eso, en vez de reconocer ciertos principios como la expresión legítima del derecho, no solo porque los promulga la conciencia, sino porque han sido, son y serán universalmente admitidos, para nada se fijan en esos principios y para todo atienden a la soberanía de la multitud.

Por eso es la monarquía aquélla que defiende ciertas verdades como inmutables, que nunca abandona el gobierno, que no transige con la anarquía porque comprende que es el mas tremendo de los despotismos y el enemigo mas encarnizado de la verdadera libertad. El poder del monarca tiene límites determinados, mas o menos naturales, mas o menos prudentes, mas o menos sabios, pero límites que garantizan el derecho y que se oponen al despotismo desenfrenado. ¿Pero qué límites tiene el poder de la muchedumbre, si en la muchedumbre se quiere hacer radicar la soberanía? No. La sociedad reclama un gobierno constante y paternal, y que si el gobierno debe ser uno, por mas que sus funciones sean múltiples, la forma de gobierno que mejor escuda tan sagrados intereses, es sin duda alguna la forma monárquica.

El País Vasconavarro, 1870

17/7/12

Dios, Patria y Rey


"El que no crea que la monarquía es una gran institución que sabe conciliar perfectamente los intereses permanentes de la sociedad con los intereses accidentales de los pueblos, que lo confiese con noble ingenuidad y que lo diga en alta voz. Si España es una nación monárquica, no podrá menos de lamentarse de la orfandad de la monarquía, no podrá menos de aplaudir con patriótico entusiasmo el momento supremo en que el trono tenga Rey. La monarquía para el español, no es un medio servil de adular a quien el trono ocupa, sino el gran recurso de gobierno."

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La monarquía tradicional no es la nación burocrática de los presupuestívoros; levanta a los pueblos esquilmados y oprimidos bajo el peso de los tributos; la aristocracia, envilecida y despojada de una gran parte de sus bienes; la agricultura empobrecida y atrofiada con insoportables contribuciones; el comercio paralizado y muerto; la industria sacrificada miserablemente al extranjero; los artesanos y braceros sin trabajo; los pobres y enfermos, despojados de sus bienes; todas las clases, por último, acreedoras del Estado, sumidas en el abismo por la bancarrota liberal.

En la España de la verdadera monarquía, la unidad católica era la primera piedra del edificio social y, DESTRUIDA ESA PIEDRA TENÍA EL EDIFICIO ESPAÑOL QUE VENIRSE AL SUELO…et factum es ita. Y aun tendría el liberalismo español la audacia de usurpar para su asquerosa bandera, el símbolo restaurador de la monarquía tradicional ¿y para qué? Para blasfemar de Dios y separarlo de la política, y desterrarlo de la sociedad humana, clavando el puñal parricida en el seno de la patria, y decapitar a su Rey o derribarlo del trono.

Tiempos convulsos vive el país, “¡La Patria! No se sabe lo que se la ama, sino en días como éstos” exclamaba Mons. Dupauloup…y ese amor sea el que nos despierte y nos excite a combatir la causa única de sus desgracias, ese liberalismo antropófago y bastardo que no conoce otra patria que el egoísmo sensual, y la sed insaciable de riqueza, placeres y honores mundanos, por cuya conquista ha consumado la ruina y desolación de España.

Solo en las creencias puras está la salvación; gusta a los liberales llamarnos teócratas, tiranos e incluso fanáticos, no, no hay nada de eso, solo hay amor al pueblo y libertad verdadera: aquella libertad QUAE CHRISTUS NOS LIBERABIT, según el Apóstol de los gentiles.

EL POLÍTICO, EL GUERRERO, EL MONARCA, EL COMERCIANTE, EL RICO, EL POBRE, EL SABIO, EL IGNORANTE…TODOS LOS MORTALES, EN FIN, PASAMOS POR MOMENTOS CRÍTICOS Y SOLEMNES EN LAS PERIPECIAS DE LA VIDA, EN LOS CUALES, NI NOS ASUSTAN LAS CÁBALAS, NI NOS ATERRAN LAS BAYONETAS, NI NOS HALAGA EL ORO, NI NOS ESTREMECE LA MISERIA, PUES ELEVANDO EL PENSAMIENTO A DIOS, APARECEN HARTO MEZQUINOS TODOS LOS NEGOCIOS TERRENALES.

DIOS, PATRIA Y REY, CONSOLADORA Y MÁGICA PALABRA QUE SINTETIZA LO QUE HAY DE MAS NOBLE, GRANDE, DIGNO Y ELEVADO EN LA PERSONALIDAD HUMANA. PORQUE DOMINANDO LA MATERIA QUE MUERE, HABLA CON EL ESPÍRITU QUE ES INMORTAL, Y SE DIRIGE AL ALMA RACIONAL, DESTELLO Y PURA EMANACIÓN DEL SER ETERNO.

D. Hevia

25/4/12

La Monarquía Pura



Como no todos conocen dicho sistema, explicaremos brevemente los dos principios fundamentales en que descansa, a saber: la monarquía tradicional y la federación regionalista. Somos los partidarios de la monarquía pura, es decir, del poder supremo o soberanía de uno solo, poder indivisible, aunque delegable, poder de donde emanan y se juntan en uno los poderes legislativo, ejecutivo y judicial; poder, no absoluto y despótico que tenga derecho a convertir en fuente de la ley la caprichosa voluntad del príncipe, sino templado o limitado por los preceptos divinos y la conciencia cristiana, por las leyes fundamentales del reino, las Cortes verdaderamente representativas de las villas, ciudades, brazos y clases sociales todas; los fueros franquicios y privilegios de los pueblos; poder responsable ante Dios, ante los hombres y ante la historia; poder sagrado porque los ungidos del Señor, son sus vicegerentes o vicarios en la tierra para los asuntos temporales; poder el mas antiguo y natural que se ha ejercido y se ejerce en el mundo: DIOS EN EL UNIVERSO, EL PAPA EN LA IGLESIA, EL REY EN LA NACIÓN, EL PADRE EN LA FAMILIA; poder, no personal ni transitorio, pues el verdadero monarca no firma Jaime o Fernando, sino “YO, EL REY”, sin que la muerte arrebate nunca a la nación este principio tutelar, pues apenas fallece el monarca se grita juntamente: “EL REY HA MUERTO, ¡VIVA EL REY!”; poder consustancial casi a la nación española, que durante catorce siglos viene siendo gobernada por reyes; PODER, EN SUMA, TRADICIONAL, Y COMO LO HAN EJERCIDO SIEMPRE EN ESPAÑA LOS REYES VERDADERAMENTE CATÓLICOS Y PATRIOTAS, identificados con las creencias; las leyes, los buenos usos y costumbres de nuestro glorioso país. Ésta es la monarquía que nosotros queremos y en defensa de la cual venimos a romper lanzas en la arena.

Y llamamos federal a esta monarquía, porque todo lo dicho, lejos de ser incompatible con la autonomía municipal y regional, con los fueros, franquicias y privilegios de los pueblos, villas, ciudades y antiguos reinos, con la descentralización administrativa y diferentes leyes y costumbres que tradicionalmente hacen la felicidad de las regiones españolas, armoniza tan perfectamente con esta federación por que suspiramos, que tenemos la convicción íntima de que las regiones españolas no serán verdaderamente libres hasta que se restablezca en España en toda su histórica pureza, la monarquía tradicional.

¿Queremos de esta manera convertir en girones el manto real e inconsutil de la Patria? De ninguna manera; la autonomía administrativa y la diferente legislación civil, en consonancia perfecta con la distinta historia, dialecto y costumbres de los antiguos reinos, fomentaría la riqueza pública y el bienestar material y moral de las regiones, tanto que los pueblos confederados y unidos en lo militar y político por el poder central, amarían de veras la Patria, mirarían como propios el poderío y las glorias de la nación, y las diferentes patrias chicas estarían dispuestas siempre, por la independencia y esplendor de la Patria grande, a hacer sacrificios y a imponerse privaciones que hoy eluden por odio al poder central (y sus satélites autonómicos) avasallador y tiránico.

A esto se reduce nuestro pensamiento y tales son nuestras aspiraciones.

30/3/12

Monarquía tradicional Vs. monarquía liberal


El liberalismo, el enemigo capital de la bandera española que ostenta el trilema Dios, Patria y Rey, ¿Quién imaginaría que se esforzase en reclamar para sus nefandos y oscuros pendones, el emblema de la antigua España católica? Así como el protestantismo, negando toda autoridad divina y humana, se miente a sí mismo, el liberalismo español, su digna prole, hace lo propio. Et mentita est iniquitas sibi. Si Tertuliano llamó al diablo mona de Dios porque fingía imitar sus obras, si hoy viviera, llamaría "mona del protestantismo", al liberalismo.

No hay perfección absoluta en ninguna de las formas de gobierno conocidas y ensayadas hasta hoy; pero el derecho público fundado en la experiencia de los siglos, ha proclamado que la mejor y única forma de gobierno posible, es la que concentra los poderes del Estado en un solo monarca, enlazando la universalidad con la unidad, como el gobierno de la Iglesia, fundado por el Hijo de Dios; y el de Saul, primer monarca nombrado por el mismo Rey de los reyes, o por su orden; que es la única fuente del derecho divino, al decir de los libros santos: per me Reges regnant. Derecho que toma, si cabe, mas fuerza y aumento de los desprecios y negaciones insolentes del ignaro liberalismo, cuyas sectas o partidos, mas o menos fanáticos se rechazan, destrozan y condenan mutuamente, sobre quién ha de comerse la pera mas gorda, en la gráfica expresión del cautivo de Santa Elena.

De manera que el liberalismo forma una especie de mosaico de varios pedazos y diversos colores, como el protestantismo, según el inmortal Perrone.
Y visto en todas sus fases, es el bufo de la civilización moderna; rama que, desgarrada del árbol monárquico, no puede tener las condiciones, propiedades y distintivos gloriosos de la monarquía tradicional; porque no es, como ésta, un delegado del monarca universal, fundador y supremo legislador de la sociedad, y no puede aspirar a su posesión sin pasar por las horcas caudinas de las contradicciones que los jurisconsultos llaman de hecho, derecho, origen y desarrollo, de organización, lugar, tiempo, nombre y doctrina.

En efecto, la monarquía liberal es una contradicción de derecho, porque su título solo comprende el menor número de individuos en las poblaciones; cuando la tradicional, que es la única monarquía verdadera, comprende a todos los individuos y todos los pueblos que le han dado su nombre, y aquélla jamás abrazó a todo un pueblo.

La monarquía católica y la liberal, son dos cosas contrarias y antitéticas; la monarquía pura, moderada por la ley fundamental, como en España, desde tiempo inmemorial; siempre combatida, como su Madre la Iglesia, pero jamás vencida sino momentaneamente, siempre igual a sí misma en magnificiencia y solidez.

Sin embargo, ese aborto satánico del abismo, sin pruebas ni documentos de ningún género, pretende usurpar un emblema indivisible y único, en favor de unos partidos liberalescos que reciprocamente se aborrecen y cuyo lema protestante es la división que los devora y consuma su ruina. Para el liberal, eso de monarquía tradicional es un trasto viejo, tan sobajado como la señora del Toboso: cuando la monarquía liberal, con su Rey de bastos, es una cosa tan nueva como la niña gaditana de 1812, hoy, para colmo de dichas y honras españolas, abuela de la golosa topetina. Lo peor está en que, según fama, el árbol que regaron con sangre española, parece ser que en los primeros siglos no prometerá fruto alguno. No puede ser otra cosa el sonambulismo liberalesco, que si un día se dice monárquico-católico, como se llaman rabones a los mulos sin cola, lo desmienten con sus hechos al día siguiente, conjurándose de mancomún contra la monarquía, y derribando la misma que ellos levantaron, lo cual no quita que sigan gritando ¡Viva la monarquía democrática!.

Dios confió la soberanía, y del cual la recibieron todos los que ejercen la dominación suprema de las naciones. Porque aquello de soberanía popular, es una quimera en que no creen ni los mismos que la inventaron; pero les tenía cuenta, porque a río revuelto nada pierden los pescadores de uñas luengas.


D. Hevia (1871)

16/1/12

La necesidad de la monarquía hereditaria (tradicional, obvio)


La Revolución ha derribado lo existente sin edificar nada nuevo que ofrezca suficiente garantía de estabilidad y duración; ha dejado la sociedad como casa cimentada sobre la arena, expuesta a caer a la primera arremetida de los vientos.

La monarquía hereditaria es una necesidad para los pueblos; pero es preciso que la monarquía sea de sentimiento, de tradición, que se ligue profundamente con ideas religiosas y morales, que esté acompañada de una vasta organización social en analogía con ella: si no es así, jamás se hará entrar en la cabeza de los hombres el dominio de una sola familia sobre una nación de muchos millones de habitantes. No por cálculo como dicen los "monárquicos nuevos, LOS QUE HAN SURGIDO DE LA REVOLUCIÓN, y que quieren la monarquía como un medio de conservar el botín". ¡Ilusión! la monarquía no puede ser en ningún país una forma calculada puramente convencional. Desde el momento que los pueblos calculan sobre la monarquía, en vez de amarla, la monarquía muere.

Cuando la Iglesia consagraba solemnemente a los reyes y rodeaba la persona del monarca de ceremonias augustas, hacía una obra muy política estableciendo la condición, sin la cual las monarquías hereditarias no pueden ser duraderas. En las instituciones modernas se emplea también la palabra de sagrado e inviolable; este es un esfuerzo que se hace por suplir lo que falta. ¿Pero se suple, discutidas las condiciones de la monarquía en pleno parlamento, haciendo surgir el trono de entre las manos de una comisión de abogados? ¿Se les presenta a los ojos de los pueblos con la elevación a que debe encumbrarse para recabar su misión y acatamiento? (Pensamientos y máximas filosófico-católicas, Vol. 2)

17/11/11

El Juramento


Recibe con la diadema el signo de la gloria y la corona del reino, y así vivas con justicia, misericordia y piedad. Recibe el pomo de la dignidad y por él en ti reconoce el distintivo de la fe católica, porque, como hoy eres ordenado cabeza y príncipe del reino y del pueblo, así perseveres como garante y apoyo de la Cristiandad. ¿Quieres gobernar y defender tu reino, el cual Dios te lo ha concedido, según la justicia de tus antepasados?
-Nos, queremos.

11/7/11

Militia est vita hominis super terram








Who is not able to see the beauty that has to lose his life to not lose the honor, he has no honor neither life. If God were served in this chance we lose it, we will die to defend our faith, our prince's credit and reputation of our fatherland.






Quien no ve la hermosura que tiene el perder la vida por no perder la honra, no tiene ni honra ni vida. Si Dios fuese servido que en esta ocasión la perdamos, moriremos en defensa de nuestra fe, por el crédito de nuestro príncipe y por la reputación de nuestra patria.

20/1/11

The Counter-revolutionary



The counter-revolutionary is that person who, in face of the modern changes in the Church, wants to destroy the very source of these changes. He sees the changes as being the goal of a bad current – Progressivism – which is the heir of another bad current – Modernism – which was the heir of Liberalism. In its turn, Liberalism was linked to a whole ensemble of other currents that were inspired and supported by groups and associations that always worked and fought against the Catholic Church and Christendom. This movement is the Revolution (Revolution has always wished to subvert the Reign of Christ, Christendom, that was established in Western Europe in the Middle Ages).




The agents of the Revolution are generically the forces that serve the Devil, with a particular emphasis upon two of them that have a special hatred for the Church: Judaism, understood as a religion and not as a race, and Freemasonry.

The Counter-Revolution is a reaction against Revolution. A reaction to every aspect of the Revolution. To its very essence, as well as to its sources, goals, strategies, methods, means and agents.


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El contrarrevolucionario es aquél que, frente a los cambios modernos en la Iglesia, quiere destruir la fuente misma de esos cambios. Ve los cambios como el interés de un mal actual - El Progresismo - que es el heredero de otro mal actual - Modernismo - que era el heredero del Liberalismo. A su vez, el Liberalismo estaba vinculado a todo un conjunto de corrientes inspiradas y apoyadas por grupos y asociaciones que siempre trabajaron y lucharon contra la Iglesia católica y la Cristiandad. Este movimiento es la Revolución (Siempre deseosa de subvertir el reinado social de Cristo, la Cristiandad, establecida en la Europa occidental durante la Edad Espléndida o Media).

Los agentes de la Revolución son generalmete las fuerzas que sirven al diablo, con un énfasis particular sobre dos de ellas que tienen un odio especial por la Iglesia: el Judaísmo-Sionismo, entendido como religión y no como raza, y la Francmasonería.




La Contrarrevolución es una reacción contra la Revolución. Una reacción a todos los aspectos de la Revolución. A su esencia misma, así como a sus fuentes, objetivos, estrategias, métodos, medios y agentes.



(Source: Tradition in action)

26/3/10

Jacobitas (legitimistas escoceses)



(Se agradecen la mayoría de los textos, cortesía de Fray Trabucaire. Mi homenaje a los jacobitas católicos escoceses que lucharon contra la dinastía francmasona protestante de los Hannover)

JACOBITAS Y CARLISTAS

Los jacobitas británicos ayudaron a la Causa Carlista durante la guerra de 1872-1872. Creo haber leido que con sus donativos se pudo comprar una batería de artillería.

El jacobita Lord Ashburnam (o algoparecido) actuaba como representante de D. Carlos VII en Gran Bretaña. Cuando se preparaba el fracasado levantamiento de 1900, pensaron en poner "El Correo Español" a nombre de dicho Señor,para que las autoridades liberales no pudieran incautarse del mismo si se iniciaba la guerra.

En algún lugar de mis armarios hay un "Legitimis Calendar 1913" publicado por jacobitas en el que recirre los distintos paises del mundo y da como reyes a los auténticos representantes legitimistas. En España a nuestros Reyes. Curiosamente trae una lista de los príncipes que tiene más derechos a trono de Inglaterra que los Hannover o Sajonia Coburgo. Después de la familia de Baviera, en octavo y noveno lugar vienen nuestros D. Calos VII y D. Jaime, como descendientes de los Estuardo por Dª. Beatriz de Módena. Como se ve, la relación había sido elaborada antes del fallecimiento de D. Carlos VII y no había sido corregida.

Todavía en 1950 los jacobitas tenían relación con el Carlismo español a través de D. Javier Lizarza, recientemente fallecido. A un jacobita nacido en África del Sur, Roy Campbell se debe el poema "The Riffle flower" que trata sobre los requetés en la Cruzada de 1936.

DONALD McDONALD DE KEPPOCH

Mayor en el ejército jacobita, Donald MacDonald de Keppoch, viendo su final en la horca, en Carlisle (1746) escribió su carta de despedida, que leyó antes de subir al cadalso, merece la pena ser reproducida:

"Ahora que voy a padecer una pública, cruel y bárbara y a los ojos del mundo, ignomiosa y vergonzosa muerte, me siento obligado a reconocer lo que era desde un principio y con la convicción de todo su ser, mi deber a Dios, mi Rey injuriado y mi país oprimido, que me obligó a alzar los brazos bajo el estandarte de Carlos, príncipe de Gales ...

...Por mi parte, reflejo en mi inocencia en todo cuanto se ha dicho en mi contra, elevo alegremente todas mis plegarias, resignándome a la divina Providencia, y esperanzado de misericordia con los méritos de Jesucristo. Muero como miembro indigno de la Santa Iglesia Católica con la que he vivido en comunión. Soy confidente de felicidad con el mérito, los sufrimientos y la mediación de mi único Señor y salvador Jesucristo. Y aquí declaro, sobre la Fe de un hombre que va a morir, que no tenía el propósito de establecer esa iglesia en esta nación que uní al príncipe, fuera de ese deber y de lealtad a nuestro único legítimo y nativo soberano.

Concluyo con mi bendición a mi amada esposa, familia y amigos, calurosa y seriamente pidiendo que el Señor pueda conceder éxito, al ejército del príncipe y restablecer a la familia real.

Perdona, Señor, a mis enemigos y recibe mi alma. ¡Ven Señor Jesús, ven presto! en tus manos encomiendo mi espíritu.

Donald McDonald"

GLENSHIEL o LA ÚLTIMA INVASIÓN ESPAÑOLA DEL REINO UNIDO (ESPAÑOLES Y ESCOCESES JACOBITAS VS. INGLESES)

La armada invencible, no fue el único intento español de atacar a los ingleses en su propia tierra, las clausulas del tratado de Uthecht y la pérdida de las posesiones en Italia que España mantenía desde la corona de Aragón, motivaron el ultimo enfrentamiento en suelo ingles este estos y los españoles.

Corría el año 1719 y España una vez más se encuentra en guerra, en esta ocasión contra cuatro enemigos, Inglaterra, Francia, Austria y Saboya, en lo que se denominaría la guerra de la cuádruple alianza, que comenzó Felipe V con el objetivo de recuperar los dominios españoles en Italia perdidos en el tratado de Utrecht.

Toda esta campaña fue un gran fracaso español, que llego incluso a ver ocupada por los franceses las tres provincias vascas mientras los ingleses ocupaban Vigo durante cuatro semanas.Pero no son estos hechos los que queremos comentar, si no la incursión que un grupo de tropas españolas llevo acabo en Escocia.

Aprovechando que el reino unido no estaba tan unido y se encontraba en medio de una guerra civil entre Jacobo III Estuardo, depuesto recientemente por Jorge I de Hannover, así como la existencia de revueltas nacionalistas escocesas, España prepara una invasión en apoyo de los jacobitas.

El cardenal Giulio Alberoni, primer ministro de Felipe V, elabora un plan compuesto de dos faces, una primera en la que 300 españoles, desembarcarían en Escocia a fin de levantar a los clanes y a los leales jacobitas contra los ingleses a la vez que distraía el ejercito ingles en el norte.

En una segunda fase 5.000 soldados desembarcarían en el oeste de Inglaterra donde los jacobitas tenían más influencia y donde esperaban organizar un gran ejército con el que atacar a Londres.

Cuando todo estuvo listo a mediados de marzo una fuerza de 5.000 soldados zarpó de Cádiz rumbo a La Coruña embarcados en 27 buques de transporte escoltados por una pequeña escuadra de 2 navíos de guerra y 1 fragata.

En La Coruña debían de recoger al duque de Ormond, principal opositor de la nueva dinastía alemana británica, para que se pusiera al frente de la invasión de Escocia en nombre de Jacobo III. Sin embargo, las tormentas cerca del Cabo Finisterre, deshicieron la flota, teniendo que ser suspendida las operaciones.

Sin embargo los 307 soldados españoles de Infantería del Regimiento De la Corona, embarcados en dos fragatas, junto con 2.000 mosquetes para armas a los rebeldes, desembarcaron en Escocia y se unieron a los rebeldes jacobitas, entre los que se contaba el famoso Rob Roy. Unas semanas antes de que la gran flota se dispersara, el conde mariscal George Keith, que dirigia las operaciones, había ocupado sin problemas la isla de Lewis, en las Hébridas exteriores (bastión del poderoso clan MacLeod of Lewis), y su capital, Stornoway , donde se instaló un primer campamento, para pasar a continuación a desembarcar en las Highlands, cerca del lago Alsh.

Los montañeses ante la falta de fe en la empresa y de noticias del desembarco en el sur, no se sumaron a la revuelta en el numero esperado, por lo que tuvo que cambiarse los planes originales de ocupar Inverness, capital de las Highlands, dirigiéndose al castillo de Eilean Donan (bastión de los MacKenzies y MacRaes)Tras dejar una guarnición en el castillo de unos 50 hombres, junto con las provisiones las tropas partieron al sur en busca de más apoyos.

Tras un mes de ocupación, tres fragatas británicas penetraron en el lago Alsh y desde allí bombardearon la fortaleza de Eilean Donan que sufrió muchos daños, hasta la capitulación de los españoles, se comenta que se encontraron entre las ruinas «un mercenario irlandés, un capitán, un teniente español, un sargento, un rebelde escocés y 39 soldados españoles, 343 barriles de pólvora y 52 barriles con munición para mosquetes», los españoles fueron llevados a las fragatas y conducidos por mar hasta Leith cerca de Edimburgo, donde fueron encarcelados.Por su parte el resto de las tropas españolas y escocesas jacobitas, finalmente tendrían que enfrentarse a los británicos y escoceses unionistas, en Glenshiel.

Los españoles habían ocupado la cima y el frente de una de las colinas (llamada hoy en día The Peak of the Spaniards, «El pico de los españoles»), mientras sus aliados escoceses se apostaban a los lados e instalaban algunas barricadas.

El primer ataque ingles comenzó a las cinco de la tarde, siendo rechazado, aunque el general Wightman, pudo comprobar que la parte mas débil del despliegue eran las tropas escocesas mas numerosas pero peor entrenadas.En ese momento, Rob Roy resultó gravemente herido y el clan McGregor abandonó la batalla para ponerlo a salvo. Poco después, varios clanes más siguieron sus pasos y dejaron prácticamente solos a sus aliados españoles, que se retiraron hacia lo alto de la colina.Tres horas después de comenzar el combate y ante la deserción de sus aliados los españoles se rindieron siendo conducidos a Edimburgo.En octubre las negociaciones entre España y Gran Bretaña permitieron su regreso a España.
(cortesía de Vladi)

EL JACOBITISMO

El "Jacobitismo" fue el movimiento político dedicado a la restauración de los reyes de la dinastía Stuart (o Stewart, o Estuardo en castellano) en los tronos de Inglaterra y de Escocia (ambas coronas reunidas en el denominado Reino-Unido de Gran-Bretaña, en 1707).

El movimiento tomó su nombre del latín Jacobus , del nombre del rey Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia, y fue la respuesta a la deposición de este mismo monarca durante la Glorious Revolution (la Revolución Gloriosa) de 1688, y que supuso su sustitución en el trono por su hija mayor María II (de Fe anglicana), conjuntamente con su esposo el Príncipe Guillermo III de Orange, estatuder de Holanda, ambos protestantes.

Exiliados, los últimos Stuarts vivieron en el continente Europeo (en Francia y en Italia) y, ocasionalmente, obtuvieron el respaldo moral, político y militar de Francia, Roma y España para recuperar su trono. El origen del movimiento tuvo lugar en las Islas Británicas, sobretodo en Irlanda y en Escocia, especialmente en las Highlands (tierras altas de Escocia), y con algún que otro apoyo de ingleses y galeses, particularmente en Cumbria (Norte de Inglaterra).

Los monárquicos o realistas apoyaban entonces el movimiento Jacobita porque creían que el Parlamento no tenía autoridad para interferir en la sucesión real, y muchos católicos británicos fueron partícipes de ese movimiento para restaurar también la predominancia de su Fe en un reino generalmente anglicano o presbiteriano que negaba cualquier sumisión a la autoridad del papa de Roma desde el siglo XVI (con Enrique VIII de Inglaterra); en cuanto al pueblo, se vió envuelto en diversas campañas militares por diferentes motivos. En Escocia, el Jacobitismo tuvo una buena acogida entre los clanes de las Highlands.

El emblema de los Jacobitas fue la "Rosa Blanca de York", que tiene su fecha de celebración el 10 de junio, aniversario del nacimiento en 1688 de Jacobo Francisco Eduardo Stuart "el Viejo Pretendiente" (1688-1766), Príncipe de Gales y Duque de Albany (hijo del destronado rey Jacobo II), que fue privado de sus derechos al trono británico por el Parlamento de Londres.

3/3/10

La Chouannerie espagnole


L'Action Française Mensuelle (Daniel Paquet, 1936):

"(...) desde que he visto el valor que en el frente muestras estos magníficos requetés, he comprendido que esta boina roja a la que ellos aman tanto, es el símbolo de la sangre que han ofrecido tan generosamente por su sagrada Causa. (...) Ante todo son fervientes católicos y es por la religión por lo que luchan con mayor afán. Y son patriotas que no quieren renegar de su sangre, de esta sangre española que hizo de su país uno de los mayores imperios del mundo y le aseguró siempre la independencia. (...) Pero si quieren a España una y libre, aman también sus Fueros. Algunos han traducido inexactamente la palabra fueros por la de "privilegios". Pero los fueros son lo que Maurras ha llamado "las libertades", trátese de ciudades o regiones, de corporaciones o asociaciones."

"Y son monárquicos, porque sabiendo los males que a España a traido el Liberalismo, solamente el Rey encarna para ellos, todos los principios que les son tan queridos. (...) Los Requetés son gente de campo y de montaña, son hombres sanos de cuerpo y de alma, sumamente sencillos. (...) A ellos van aclamaciones de las ciudades libertadas del terror rojo, que, muchas veces, y muy justamente, los llaman "los voluntarios de Dios". (...) Viendo a estos requetés, muchas veces protregidos del frío solamente por una manta convertida en capote, viendo a estos hombres sencillos y valientes rezar el Rosario en las trincheras y lanzarse al ataque con el escapulario del Sagrado Corazón sobre el pecho, y morir gritando en su último suspiro: "¡Viva España!¡Viva el Rey!", ¿cómo no me han de asaltar los recuerdos de nuestros CHOUANS, que lucharon tan bravamente por su Dios y su Rey, y de los que el propio Napoleón decía que habían hecho una guerra de gigantes?."

EL CARLISMO COMO COLECTIVIDAD, DENTRO DE SUS PRINCIPIOS, ES PERFECTO; PATRIOTISMO, FE VIVA, CREDO INMUTABLE EN TRES PALABRAS: DIOS, PATRIA y REY. PERO COMO INDIVIDUO ES IMPERFECTO, YA QUE ESTÁ COMPUESTO DE HOMBRES COMO LOS DEMÁS, Y CADA HOMBRE TIENE SUS DEFECTOS Y SUS AMBICIONES; CADA HOMBRE ES HOMBRE. LAS MASAS CARLISTAS SON UNA GRAN COSA, SON EL PUEBLO DE PELAYO y DE LA INDEPENDENCIA; SON HEROICAS, NO ECONOMIZAN LA SANGRE; SON ENTUSIASTAS, ESTÁN HENCHIDAS DE FE, TIENEN CREENCIAS, SIEMPRE IRÁN ADELANTE. (...) POR MILAGRO SE CONSERVÓ; LA SANGRE DE SUS MÁRTIRES FUE FECUNDA: HUBO SACRIFICIOS Y PRUEBAS, Y ¡QUÉ PRUEBAS! y SE MULTIPLICÓ, COMO LAS ARENAS DEL MAR. PARA ALGO SERÁ. (SMC Carlos VII)

24/12/09

Felicitación Navideña de S.A.R. Don Sixto de Borbón


Estimado Reke Ride de “El Bandido Realista”:

Núcleo de la Lealtad tiene el honor de participarle la felicitación navideña de la Secretaría Política de la CT:«En nombre del Abanderado de la Tradición, en el del Carlismo y en el propio, la Secretaría Política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón les desea una santa y feliz Navidad.Que en el Año Nuevo el Niño Dios nos conceda acercarnos a la restauración de Su reinado sobre Las Españas y sobre la Cristiandad toda».

Secretaría Política de S.A.R. Don Sixto Enrique de Borbón Comunión Tradicionalista.

Nos adherimos a la anterior felicitación de la Secretaría Política de la CT, y en nombre propio le deseamos:«¡Felices Pascuas y próspero Año de Gracia de 2010!»

Núcleo de la Lealtad


¡VIVA EL REY LEGÍTIMO!

¡DPFR!

10/12/09

La Libertad (IIª parte)


La verdadera libertad es la que proclamó Jesucristo y la Madre de los católicos; esto es, la Iglesia fundada por el Hombre-Dios, por el Maestro Divino.

La mayor libertad social existe allí donde la doctrina del Salvador ha tomado posesión e impera, se encuentra allí donde mas se encuentre el mayor bien, llamado por los pensadores profundos y de fe, el movimiento de las voluntades en el bien.

El pueblo mas libre es aquél en que se encuentre el mayor bien en los que obedecen, el mayor bien en los que mandan, el mayor bien en los códigos que regulan las mútuas relaciones de unos y otros. He aquí el poder libertador del catolicismo: crea los mejores súbditos, los mejores príncipes, las mejores Constituciones; los súbditos mas gobernables, los Reyes mas paternales; y por esa acción lenta, pero profunda, que el hombre superficial ni siquiera percibe, se produce la libertad.

La libertad moderna solo produce despotismo. Dijo el Marqués de Valdegamas: "Otro tanto como baje el termómetro religioso, otro tanto sube el de la impiedad y el del crimen."

El catolicismo hace a los pueblos gobernables y al mismo tiempo virtuosos. Toda libertad social supone un gobierno: para que un pueblo sea libre, es preciso que sea gobernado. Nada es mas radicalmente opuesto a la libertad, que la independencia: el que no depende de nadie, no puede ser libre, y, por lo tanto, la verdadera libertad no puede estar sino en el gobierno católico; así como la libertad licenciosa no puede estar sino en los revolucionarios, enemigos capitales de toda autoridad.

Para ser libre, es menester ser gobernado; para ser gobernado, es preciso ser virtuoso; y para ser virtuoso, es preciso ser un verdadero católico; como para ser católico, es preciso QUE JESUCRISTO REINE: LOS HOMBRES NO CAMBIARÁN NADA DE ESTA GENEALOGÍA SAGRADA, DE LA QUE SALE LA VERDADERA LIBERTAD CON LAS VIRTUDES CATÓLICAS POR JESUCRISTO LIBERTADOR.

El catolicismo por sí, tiende a dar a la monarquía ese carácter eminente, favorable a la libertad: la paternidad. LA MONARQUÍA CATÓLICA tiene algo de real; la paternidad de la monarquía es una imitación de la paternidad de Dios; y he aquí cómo se explica por qué el catolicismo, sin hablar de libertad, hace libres a los pueblos.

2/11/09

Derecho divino y Legitimidad del poder


El hombre no ha sido criado para vivir solo, que su existencia supone una familia, y que sus inclinaciones tienden a formar otra nueva, sin lo cual no podría perpetuarse el linaje humano.

Las familias están unidas entre sí con relaciones íntimas indestructibles; tienen necesidades comunes, las unas no pueden ser felices, ni aun conservarse, sin el auxilio de las otras, luego han decidido reunirse en sociedad.

Ésta no podría subsistir sin un orden, ni el orden sin justicia, y tanto la justicia como el orden necesitan de una guarda, de un intérprete, de un ejecutor: éste es el poder civil. Dios, que ha criado al hombre, que ha querido la conservación del humano linaje, ha querido por consiguiente la existencia de la sociedad y del poder que ésta necesitaba: luego la existencia del poder civil, es conforme a la voluntad de Dios, como la existencia de la patria potestad; si la familia necesita de ésta, la sociedad no necesita menos de aquél; luego también el poder civil emana de Dios, no solo por ser éste fuente de todo dominio, sino también por haber dispuesto su existencia en sus supremos designios.

Pero no se entienda que todo príncipe es constituido por Dios. Los teólogos no hablan de ningún príncipe en particular, sino de la misma cosa, es decir, de la potestad misma. Éste es el derecho divino que la sociedad recibe inmediatamente de Dios, y que de ella se traspasa por medio legítimos a la persona o personas que lo ejercen. Para que el poder civil pueda exigir la obediencia, es necesario que sea legítimo, que la persona o personas que lo poseen lo hayan adquirido legitimamente.

La legitimidad la determinan y declaran las leyes de cada país, y por lo mismo el órgano del derecho divino es la ley. Decía Santo Tomas, que las leyes injustas pueden serlo de dos maneras:
o por contrarias al bien común, o por su autor o forma, y que en ningún caso deben ser acatadas.

Resistir al poder cuando éste es ilegítimo, era doctrina universalmente reconocida, pero según los doctores de la Iglesia, necesitábase para que la insurreción fuese legítima y prudente que aquéllos que la intentasen estuviesen seguros de la ilegitimidad del poder, se propusiesen sustitirle un poder legítimo, y contasen además con probabilidad de buen éxito.

3/10/09

Los límites del poder real


En el tercer año de reinado, Sisenando convocó el IV Concilio de Toledo, presidido por San Isidoro, con asistencia de 69 prelados, ya por sí, ya representados por sus vicarios. Las decisiones de la augusta asamblea no dejan duda alguna acerca del carácter que a los concilios toledanos hemos atribuido, y son y serán eterno monumento de la tutelar y digna protección que la Iglesia católica ha dispensado siempre a los oprimidos.

Los Padres de la Iglesia, no se limitaron a deliberar y a legislar sobre materias eclesiásticas, no; ellos, la única parte ilustrada de la patria; ellos, solos depositarios de las claras y distintas nociones que sobre el poder y su ejercicio ha tenido siempre la sociedad modelo de la Iglesia; ellos, verdaderos amantes de la libertad, de la dignidad del hombre, fijan los primeros en la España goda, los límites del poder del rey, los límites de los derechos sociales. En los cánones del IV Concilio, concisos y sin aparentar la pomposa forma doctrinaria, se encierra toda una constitución; ellos contienen todo aquel derecho que así vigorizó y comunicó el sentimiento de su dignidad a los individuos como contuvo y elevó a los reyes, alta expresión de la sociedad, haciendo de nuestra España durante el principio de la Edad Media el país mejor gobernado de Europa, en lo que podían consentirlo las incesantes guerras, los escasos medios de producción y el estado violento del mundo al sacudir Roma.

"A ti, rey, que estás presente, dicen los Padres en el canon LXXV, y a vosotros todos, príncipes de las edades futuras, pedimos con la humildad que a cristianos conviene, que seais suaves y moderados para con vuestros súbditos; os pedimos que rijais con justicia y piedad los pueblos que por Dios os han sido confiados."

"En cuanto a los reyes de las edades futuras, promulgamos en toda verdad esta sentencia: Si alguno de ellos, con menosprecio de las leyes, con orgulloso despotismo, cegado por el fausto real, hace pesar sobre los pueblos una dominación cruel, para saciar su ambición, su avaricia o sus apetitos, sea anatematizado en nombre de Jesucristo, sea separado de Dios por su santo juicio."

17/6/09

Sobre el poder del rey


Decía el padre jesuita Juan de Mariana: "El rey, ejerce con mucha moderación la potestad que recibió del pueblo...así, no domina a sus súbditos como esclavos a la manera de los tiranos, sino que los gobierna como a hombres libres, y habiendo recibido del pueblo la potestad, cuida muy particularmente de que durante toda su vida se le conserve sumiso de buena voluntad".

Acerca de esta libertad con que se trataba en España de los puntos mas importantes de derecho público, es notable la siguiente anécdota que retrata bien las ideas y costumbres de aquellos tiempos tan desconocidos y desfigurados por los nuestros. Reinando Felipe II, cierto orador afirmó en un sermón en presencia del monarca, que los reyes tenían poder absoluto sobre las personas de sus vasallos y sobre sus bienes. Hombres gravísimos en dignidad, en letras, en limpieza de pecho cristiano y entre ellos persona que en España tenía lugar supremo en lo espiritual y que había tenido antes oficio, en el juicio supremo de la Inquisición (el nuncio de Su Santidad), calificaron por muy escandalosas semejantes palabras, a lo que nos dice el secretario Antonio Pérez. Delatado el predicador al Santo Oficio, instruyose expediente, y aquél, a mas de varias penitencias que se le impusieron, fue condenado a retractarse publicamente de su dicho como de proposición errónea, leyendo en un papel que le fue entregado, estas notabilísimas palabras: "Porque, señores, los reyes no tienen mas poder sobre sus vasallos del que les permite el derecho divino y humano, y no por su libre y absoluta voluntad".

He ahí, el por qué y la razón de la monarquía hispánica tradicional, tan lejos del absolutismo y de la pelele monarquía liberal.