6/7/09

José María de Pereda


..."Pero llegó el S. XIX, hijo legítimo de la glacial filosofía del XVIII, y la masa dócil a tantas voluntades durante tantos siglos de controversias y de charlatanes, endurecióse como el mármol, y hasta el mas lerdo se convenció de que en estos días esplendorosos, de luz y de pronunciamientos, ya no cabe el cisma, por la sencilla razón de que el que se separa de la verdad católica no es para proclamar otra creencia, sino para dudar de todas; y dudar de todas equivale a carecer de entusiasmo, que es hijo de la fe; y careciendo de fe y de entusiasmo, no cabe la disputa ni, por consiguiente, la escuela. Es decir, que los disidentes de la verdad "ya no creen brujas", o, hablando mas en "carácter de época", están "curados de espantos", en plena despreocupación. Deducción lógica de esto: no puede darse una ocasión que sea menos a propósito que la presente, para fundar sectas religiosas y sistemas filosóficos.

Desde que el mundo es mundo, se han hecho los mayores esfuerzos para arrastrar a la razón humana a los extremos que mas la repugnan; jamás se ha visto mayor cúmulo de desatinos presentados como armas de seducción, unos en el campo religioso, otros en el filosófico y otros en el de la política; siendo inútil advertir que todas estas agrupaciones, tan diferentes entre sí, coinciden en un punto: el consabido odio a las viejas instituciones y creencias."

José Mª de Pereda (1833-1906): gran enemigo de la revolución liberal de 1868, diputado carlista en 1871. Uno de los grandes escritores españoles modernos, con un estilo caracterizado por el cuidado en el empleo del lenguaje narrativo y el diálogo, que refleja con esmerada fidelidad el habla local, cualidades que le llevaron a Clarín a decir de él que era un naturalista a su pesar. Un gran cántabro. In memoriam.

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