Tierra venturosa, mimada del cielo, donde la naturaleza diríase haber agotado las fuerzas inagotables de su seno fecundo, donde el sol doró colinas y collados con ricos viñedos, vistió de verdor lomas y anchos valles y echó, sobre todo, el resto de su paleta en pintar las llanuras aquellas inacabables con el blanco del azahar, el carmesí de la flor del granado, la gama variadísima de los verdes, desde el azulenco en las manchas de olivares hasta el alegre y sin par de los naranjales. Las gallardas palmeras descuellan entre bosques de algarrobos, higueras, acacias y terebintos, almendros y cinamomos.
Verdadero edén, con razón llamado por los iberos edetas o llanuras hermosas (o eso dice la leyenda), de donde la Edetania de los romanos. Griegos que sintieron estar en casa, bizantinos que demoraron su estancia hasta entrada la Edad Media. Los árabes dieron con los vergeles que soñaban en su fantasía. Vivificadoras aguas del Jucar y del transparente Turia, que no es mas que el ibérico o vascuence Zuria, que suena Blanco, y que los árabes llamaron Guadalaviar. Albufera, pequeño mar, metido entre tierras y henchido de peces y aves. Vistosas y olorosas flores que solazan vista y olfato. Campos interminales de arroz. Almendros de Jijona. Agreste y fiero Maestrazgo. Tierra en suerte generosa y pródiga. El sol que derrama manojos de dorada luz en collados y huertas, el transparente mar de ondas brilladoras, su situación a levante mirando a Italia, Grecia y Oriente, cuna de las bellas artes. La belleza puso aquí su corte y asiento. Esculturales, armoniosas y severas son sus danzas. Es la tierra del arte helénico español, del concierto y armonía de la luz y de la línea.
Tierra de prosistas y caballeros como Joanot Martorell, de poetas, del elegante y tierno Ausias March, de los clásicos por excelencia, aun en la época romántica y moderna, Wenceslao Querol y Teodoro Llorente. Sus filósofos, Luis Vives, el mas armónico de los pensadores hispanos. Sus sabios tan comprensivos y universales como el botánico José Cavanilles y el geógrafo Juan Vilanova. Sus santos, San Pedro Pascual, San Luis Beltrán, Santo Tomás de Villanueva; todos grandes apóstoles y oradores elocuentes, y sobre todos, el asombro de Europa, de reyes, señores y prelados, llamado por todos y que a todas partes llevó su celo, comparable al de San Pablo, el gran San Vicente Ferrer. De papas como el gran Calixto. De valedores de descubridores, como Luis de Santángel. Sus artistas son clásicos y amantes del color; Francisco Ribalta, José de Ribera el Españoleto, admirable por la hermosura, la fuerza del color, el dibujo, la hondura trágica; Juan de Juanes, Alonso Sánchez Coello, Salvador Martínez Cubells y el gran Joaquín Sorolla; el escultor Benlliure y el arquitecto y escultor Damián Forment. Novelistas como Gaspar Gil Polo y Vicente Blasco Ibáñez. El gran orador parlamentario Aparisi y Guijarro. Dramaturgos como Gaspar Honorato de Aguilar, Guillem de Castro, Vicente Mariner en el S. XVII y Gregorio Mayans en el S. XVIII...y tantos otros. ¿Qué collar de santos, de artistas, de sabios, de poetas, de literatos como Azorín, mas brillante, mas clásico y armonioso, adornó y engalanó a tierra alguna?
Su cap i casal es una ciudad culta y refinada, nacida de una colonia fundada el año 138 antes de Cristo, por el cónsul romano Décimo Junio Bruto; ganóla el Cid en 1094 y después Jaime el Conquistador en 1238, padre del reino cristiano. De hijos nobles, elegantes y amantes de las bellas artes, de campesinos señoriales, hacendosos y trabajadores, amantes de sus casas y barracas. Así es esta tierra, la mas ática de las regiones.
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