
Casó doña Blanca Garcés de Pamplona con Sancho III el Deseado, y fue la primera reina de Castilla que llevó aquel nombre.
Su muerte tuvo lugar en 1156, y fue enterrada en el Monasterio de Santa María la Real de Nájera. En honor de su nombre copiamos el epitafio de su sepulcro, que dice así:
Aquí yace doña Blanca, Blanca en el nombre, Blanca y hermosa en el cuerpo. Pura y cándida en el espíritu. Agraciada en el rostro. Agradable en la condición. Honra y espejo de las mujeres. Fue su marido don Sancho, hijo del Emperador, y ella digna de tal esposo. Murió al nacer su hijo (el futuro Alfonso VIII).
De estirpe le venía. Doña Blanca era biznieta del Cid Campeador, espejo de caballeros.