30/9/09
Retratos de los Reyes Católicos
He aquí el retrato de don Fernando el Católico el día en que, con su esposa, fue proclamado rey de Castilla:
"Mozo de 22 años, 9 meses y 23 días; de mediana y bien compuesta estatura; rostro grave, blanco y hermoso; el cabello, castaño; la frente, ancha, con algo de calva; ojos claros; con gravedad alegre; nariz y boca pequeñas; mejillas y labios colorados; bien sacado de cuello y formado de espalda; voz clara y sosegada, y muy brioso a pie y a caballo."
He aquí el de doña Isabel la Católica:
"Tenía sus facciones bellamente proporcionadas para formar un compuesto muy amable; el rostro, hermoso; el color blanco y rubio; los ojos, entre verde y azul; el mirar, muy gracioso y honesto; la estatura, mediana; el movimiento, compuesto y majestuoso; la voz suave; la lengua, expedita; el corazón, cual ninguno, teniendo en sí un conjunto de prendas cual se requiere para formar una heroína."
El Rey y los cansinos nobles
Pedro IV, el del puñalet, está descontento y airado contra los nobles aragoneses por causa de la sucesión al trono. Los nobles le muestran el Privilegio General de la Unión y don Pedro les contesta que ya ha prescrito y que no sirve...res de res.
Los nobles traen y llevan al Rey, de Cataluña a Murviedro (la antigua Sagunto, en cristiano), de Murviedro a Valencia, de Valencia a Teruel...el Rey es un prisionero de sus propios súbditos.
Cada vez que don Pedro quiere levantar cabeza, las moscas cojoneras o nobles, le muestran el Privilegio, un pergamino que data de los tiempos de Alfonso III, llamado "el Liberal", y el Rey vuelve desesperado la cabeza como si viese el diablo.
Le piden castillos los nobles y don Pedro los da; le piden rehenes, y don Pedro da rehenes; le exigen que separe de su lado a sus amigos..., don Pedro vacila, pero los nobles le muestran el pergamino de los cojones, hablando en plata, y...¡qué remedio! tiene que alejar a los amigos.
Hasta que un día, don Pedro no pudo aguantar mas y se le hincharon las...narices. Reunió como pudo un ejército; los nobles reunieron otro; encontráronse en Epila y don Pedro los venció, derrotó, trituró y machacó (¿a que tras leer estas líneas uno se siente mejor?). Y tomando en la izquierda el viejo pergamino del Privilegio (de los coj...nobles), ante aquéllos que quedaron con vida tras la batalla, sacó el puñal y lo hizo trizas.
Por cierto que le arremetió con tal brío que se hirió la mano, por la que empezó a correr la sangre. Entonces dijo el Rey:
- Privilegio que tanta sangre ha costado, no se debe borrar sino derramando sangre.
Poco después murió satisfechísimo de su triunfo.
PD: El Antiguo Reino de Valencia, heredó su escudo heráldico.
25/9/09
Fueros de Navarra
Hasta fines del reinado de Fernando VII tuvo Navarra, con el título de reino, una organización política diferente de la del resto de la península: Cortes particulares; libertad de tránsito; exención de aduanas, impuestos y contribuciones, incluso la de sangre.
Las Cortes de Navarra componíanse de tres brazos: el clero, los dignatarios de la Iglesia, el obispo de Pamplona y los abades de Oliva, Leiza e Irache; la nobleza, en el que regía el derecho hereditario; y por último el del tercer estado, constituido por diputados de pueblos y aldeas. El rey convocaba las Cortes. La presidencia nata correspondía al obispo de Pamplona y la vice-presidencia honoraria al virrey de Navarra.
Una especie de tribunal supremo denominado Consejo de Navarra, existía en Pamplona. La Cámara de Cuentas administraba la parte financiera, y una Diputación permanente de las Cortes, bajo la presidencia del obispo y formada por dos individuos de cada uno de los 3 brazos, cuidaba de la administración política. El poder ejecutivo residía en el virrey.
Tales eran, en resumen, las primordiales bases de la Constitución foral Navarra, que Don Carlos VII prometía restablecer, pues a partir de 1833, quedó reducida a su última expresión.
En el Callao
Las sociedades secretas internacionales han procurado siempre con sus intrigas, desatar los lazos que unen a España con las repúblicas hispanoamericanas. Así ocurrió en 1866 entre la España y el Perú: el veneno masónico creó una enemistad artificial y momentánea que nunca debiera haberse producido.
Pero es lo cierto que en mayo de dicho año tuvo lugar el combate del Callao, en que dos grandes españoles se cubrieron de gloria: Sánchez Barcáiztegui y Méndez Núñez; el primero comandante del Almansa y el segundo brigadier de la Armada.
Frente a las aguas del fuerte del Callao, estaba nuestra escuadra con orden de combate; no lejos de ella estaba la de una gran potencia extranjera que se había propuesto impedir la acción de nuestros barcos, y así se lo dio a entender el comodoro de ella al bravo Méndez Núñez. Éste le respondió:
- Estoy dispuesto a cumplir mi deber sin que me lo impidan temores ni amenazas, que España quiere tener mejor honra sin barcos, que no barcos sin honra.
El combate fue durísimo, y de él resultó gravemente herido el almirante Méndez Núñez; pero se salvó el honor del pabellón español, y, después de la dura batalla naval, tuvo España barcos...y honra.
Wamba
A la muerte de Recesvinto quedó vacante la corona de los godos. No pocos nobles se la disputaban, y como era difícil llegar a un acuerdo, algunos de ellos y varios obispos resolvieron elegir a Wamba, un noble de edad madura que vivía retirado y entregado al cultivo de sus tierras.
Llegaron, pues, algunos guerreros con la corona a la mansión de Wamba y le suplicaron que la aceptara. El noble godo les contestó que era viejo y que no entendía de los negocios de Estado.
Insistían los guerreros, continuaba resistiéndose Wamba, hasta que al fin un soldado sacó su espada y colocandosela junto al pecho, le dijo:
- Elige: la corona o la muerte.
Wamba tomó en silencio la corona y se la colocó en las sienes. Inmediatamente estallaron gritos de júbilo y Wamba fue llevado al trono.
Ocho años fue rey, rey justiciero y valiente. Al cabo de ellos, un envidioso le dio un narcótico, le cortó la cabellera, que era símbolo de dignidad, y le vistió de monje. Cuando Wamba, al despertar, se vio tonsurado, silenciosamente se retiró a un monasterio y en él terminó sus días.
23/9/09
El hermano de Fátima
Como consecuencia de la batalla naval de Lepanto ganada a los turcos por don Juan de Austria, quedó prisionero, y en poder de éste, el joven Mahamut Bey, hijo de Alí Bajá.
Fátima, la hermana de Mahamut Bey, no sabía cómo dirigirse a don Juan para rogarle que dejara a su hermano en libertad. Y no se le ocurrió mas que enviarle un regalo que valía un dineral. Al regalo acompañaba una carta en que suplicaba a Su Alteza aceptara el presente que le ofrecía.
Don Juan hizo sacar de la prisión al hermano de Fátima y poniéndole en sus manos el espléndido regalo, le entregó una carta para su hermana, diciéndole:
- Estáis en libertad.
Mahamut Bey volvió a Constantinopla y devolvió el regalo a Fátima. Ésta abrió la carta de don Juan y leyó:
Le devuelvo el presente con su hermano Mahamut Bey, no por no preciarle como cosa venida de su mano, sino porque la grandeza de mis antecesores no acostumbra recibir dones de los necesitados de favor, sino darlos y hacerles gracias.
Los caballeros de Malta
Unos y otros, malteses y españoles, venían gobernados por el gran maestre de la Orden, Juan Parisot de La Vallete, anciano de 70 años.
Solimán II era el general de las tropas turcas, el cual, reuniendo sus numerosas galeras y sus formidables pertrechos de guerra, se lanzó como un tigre contra los caballeros de Malta. El anciano La Vallete se encerró con un pelotón de sus tropas en el castillo de San Telmo, y contra él extremó Solimán II, los rigores de su ferocidad. Baste decir que sobre él lanzó 60.000 balas de cañón.
En vista de que La Vallete no se rendía, el turco le envió un emisario para intimarle a la rendición. A lo que el valeroso anciano le contestó, señalando el foso del castillo:
- Ved el único espacio que pensamos ceder a vuestro general, para sepultura suya y de sus jenízaros.
Y resistieron con tenacidad hasta un día en que llegaron en su socorro las galeras de España gobernadas por don Álvaro de Sande.
La mortandad en las filas turcas fue espantosa. Huyó Solimán, huyeron sus tropas y la isla de Malta quedó libre de nuevas invasiones.
Felipe II le regaló a La Vallete, en prueba de admiración, una espada y un alfanje con puño de oro recamado de diamantes.
Los Pincheira
Lo Regne
Las damas de Marsella
Fieles consejeros
El emblema de Alfonso V de Aragón, llamado el Magnánimo, era un libro abierto. Siempre llevaba en su impedimenta una colección de libros, que leía con mucha frecuencia, pues sostenía que un hombre de gobierno sin libros equivalía a un edificio sin cimientos.
Uno de sus capitanes le preguntó por qué leía tanto. A lo que el Rey le contestó:
- Los libros son mis mas fieles consejeros y mis mas sabios ministros; cuando quiero saber la verdad, no tengo mas que leer sus escritos; cuando tengo necesidad les interrogo, y siempre me responden sin pasión ni molestia; y, en fin, ni me adulan ni sienten el temor de desagradarme. ¿Dónde encontrarías otros amigos así?.
Pocas veces se ha hecho de los libros un elogio mas profundo y sincero.
22/9/09
Mister Pelayo
The Goths had fled in all directions from their conquerors, taking with them such of their valuables as they could carry, some crossing the Pyrenees to France, some hiding in the mountain valleys, some seeking a place of refuge in the Asturias, a rough hill country cut up in all directions by steep, scarped rocks, narrow defiles, deep ravines, and tangled thickets. Here the formidable Moslem cavalry could not pursue them; here no army could deploy; here ten men might defy a hundred. The place was far from inviting to the conquerors, but in it was sown the seed of modern Spain.
Ibun Hayyan, an Arabian chronicler, gives the following fanciful account of Pelayo and his feeble band. "The commencement of the rebellion happened thus: there remained no city, town, or village in Galicia but what was in the hands of the Moslems with the exception of a steep mountain, on which this Pelayo took refuge with a handful of men. There his followers went on dying through hunger until he saw their numbers reduced to about thirty men and ten women, having no other food for support than the honey which they gathered in the crevices of the rock, which they themselves inhabited like so many bees. However, Pelayo and his men fortified themselves by degrees in the passes of the mountain until the Moslems were made acquainted with their preparations; but, perceiving how few they were, they heeded not the advice given to them, but allowed them to gather strength, saying, 'What are thirty barbarians perched upon a rock? They must inevitably die.' "
18/9/09
El mito Almogávar
Es sabido que Roger de Flor con sus valientes almogávares, catalanes y aragoneses, había conquistado anchas tierras y ciudades en Oriente, llegando a ser duque y señor de aquellos territorios.
Asesinado traidoramente Roger de Flor, algunos almogávares volvieron a Nápoles, donde los puso presos el rey Carlos.
Eran los almogávares gente ruda y valiente. Cubrían su cabeza con una red de hierro que bajaba en forma de sayo; calzaban abarcas (especie de mocasín con tiras de cuero) y se envolvían las piernas con pieles de fieras. No llevaban escudo ni defensa de ninguna clase, de ahí las grandes cicatrices que adornaban sus rostros, y todas sus armas eran una espada sujeta a la cintura y dos o tres dardos arrojadizos (a lo ninja). Cuando corrían a la batalla gritaban: "¡Desperta ferro!", y nadie era capaz de contenerlos.
Un día quiso el rey Carlos conocerlos, y mandó que los sacasen de la prisión: en total, ocho o diez.
Salieron y comenzó a contemplarlos con toda curiosidad, sin comprender cómo con un ejército de hombres así, se había hecho Roger de Flor dueño de Grecia y de una parte del Asia menor.
Uno de los almogávares, que había notado en el rey un gesto de desprecio, se atrevió a decirle:
- Señor: si tan viles te parecemos y en tan poco estimas nuestro poder, escoge un caballero de los mas señalados de tu ejército, con las armas ofensivas y defensivas que quisiere; que yo te aseguro que con sola esta espada y estos dardos, daré buena cuenta de él.
El rey francés miró al lamogávar fijamente y volviendo el rostro exclamó con desdén:
- Mis caballeros solo luchan a caballo.
- Y yo a pie, y aun le doy esa ventaja, -repuso el almogávar.
El rey volviose hacia un caballero francés que armado de todas armas estaba sobre su caballo, y le ordenó:
- ¡Castígale!
Al ver el almogávar que el caballero armado de lanza se le venía encima, empuñó un buen dardo de hierro, lo levantó por encima de su cabeza y echando un pie atrás lo lanzó con tal brío sobre el caballo, que atravesó al animal de parte a parte.
El caballero pudo caer de pie mientras la bestia rodaba por los suelos. El almogávar empuñó un segundo dardo, lo levantó de nuevo, prorrumpió en un rugido feroz y cuando se disponía a arrojarlo sobre su rival, el rey interpuso su espada entre los dos luchadores y gritó:
- ¡Basta!
El almogávar bajó su dardo y sonriendo le dijo al caballero:
- Ese "basta" te ha salvado la vida.
Admirado el monarca de la valentía de los terribles almogávares, los dejó en libertad.
15/9/09
Mal hecho
En tiempos de Felipe II fue virrey del Perú, don Francisco de Toledo. Recorrió el país en una visita que duró 5 años y publicó unas ordenanzas generales para el buen gobierno de los españoles y los incas. Fue una gran obra generalmente reconocida.
Pero llegó un momento en que don Franciso de Toledo, mal aconsejado, persiguió a los indígenas, apresó a su rey, Túpac Amaru, y lo ejecutó en la plaza de Cuzco. Sin duda creyó que tal ejecución había de complacer a Felipe II. Todo lo contrario, disgustó profundamente al Monarca español; tanto, que llamó al virrey.
Don Francisco regresó a España y cuando don Felipe lo tuvo delante, le dijo:
- Idos a vuestra casa, que yo no os envié al Perú para matar reyes, sino para servir a reyes.
...y la "leyenda negra" siguió ensuciando el nombre del gran monarca.
11/9/09
Cristeros, mártires de la Fe
El martes me fusilan
A las 6 de la mañana.
Por creer en Dios eterno
Y en la gran Guadalupana.
Me encontraron una estampa
De Jesús en el sombrero.
Por eso me sentenciaron
Porque yo soy un cristero.
Es por eso me fusilan
El martes por la mañana.
Matarán mi cuerpo inútil
Pero nunca, nunca mi alma.
Yo les digo a mis verdugos
Que quiero me crucifiquen
Y una vez crucificado
Entonces usen sus rifles.
Adiós sierras de Jalisco,
Michoacán y Guanajuato.
Donde combatí al Gobierno
Que siempre salió corriendo.
Me agarraron, de rodillas,
Adorando a Jesucristo.
Sabían que no había defensa
En ese santo recinto.
Soy labriego por herencia,
Jalisciense de naciencia.
No tengo más Dios que Cristo
Porque me dio la existencia.
Con matarme no se acaba
La creencia en Dios eterno.
Muchos quedan en la lucha
Y otros que vienen naciendo.
Es por eso me fusilan
El martes por la mañana.
Peloton, prepareeen, apunteeen
¡Viva Cristo Rey! y fuego.
EN MEMORIA DE LOS CRUZADOS MEXICANOS
10/9/09
8/9/09
El fuerte inexpugnable
Durante la conquista de los españoles por lo que hoy es Norteamérica, tuvieron nuestras tropas que construir en el S. XVII, el castillo de San Marcos para defender la ciudad de San Agustín de la Florida, situada frente al mar de las Antillas.
La única piedra de que pudieron echar mano los españoles para levantar los muros y contrafuertes, fue una formada por millones de conchas marinas, aglutinadas y fosilizadas al cabo de los siglos: se llamaba "coquina" y es muy resistente.
Un gobernador inglés, llamado Moore, quiso conquistar el castillo en la segunda mitad del S. XVIII, y al efecto, estuvo bombardeándolo durante varios días, sin conseguir abrir ningún boquete en los muros.
- ¡Pero si es una piedra formada por conchas! -exclamaba sorprendido.
Entonces, dos españoles que estaban en la playa, cogieron un galápago, es decir, una tortuga gigante y le dijeron al tal Moore (uno de tantos piratas anglosajones, de los que llevan la piratería en las venas, como casi todos sus predecesores y sucesores):
- Tome este garrote y pruebe a romperle las conchas a esta tortuga (obviamente en inglés chapucero).
La golpeó el gobernador y no pudo hacer la menor mella en la coraza del animal.
- ¡Imposible! -exclamó desalentado.
- ¡Ea! Pues mas imposible es abatir ese fuerte, que tiene mas conchas que un galápago.
La frase se comentó graciosamente, y aun hoy mismo suele repetirse. Si es que antaño, éramos unos cachondos.