Foto 3 Catedral de León
Pocas noticias nos quedan de ella, por haber perecido las tablas y telas pintadas, como de materia muy sujeta a corrupción y desgracias. Consérvanse sin embargo, varias pinturas de los primeros siglos de la reconquista, principalmente en los libros y pergaminos, como se ve por ejemplo en el código de los concilios llamado Emilianense, del año 994, que se guarda en la biblioteca del Escorial, al fin de cuyo código hay 9 imágenes en dibujo que representan a 6 personas reales, un obispo y dos escribanos, y sabidas son la perfección y minuciosidad en los detalles con que se hicieron en los manuscritos, esa clase de trabajos ya mas entrados los siglos medios.La crónica Albeldense, escrita a fines del S.IX, dice que el Rey Don Alfonso II adornó con pinturas los templos de Oviedo. Es regular que las obras de aquellos primeros siglos fuesen mucho mas rudas que las que poseemos en retablos y otros lienzos de los S. XIII y XIV y que en ellas, como en esas pintadas en su mayor parte sobre un fondo de oro, se observase gran escasez de tintas (créese que el primer cuadro pintado al óleo conocido, lo fue por Juan de Bruges, quien lo envió a Don Alfonso V el magnánimo de Aragón. Representa la adoración de los Magos y existe ahora en la Iglesia de Santa Bárbara del Castillo Nuevo de Nápoles). Empleábase también la pintura como ornamentación de los edificios, mas hasta el S.XV no parece haber este arte experimentado en España, procedente de Italia, la revolución que en nuestra patria había de levantarlo a tan considerable altura.Al hablar de la pintura en los siglos pasados, imposible es no decir algunas palabras del medio por ella empleado para contribuir al mágico efecto que producen las catedrales gótico-germánicas, de las vidrieras pintadas que cubren sus rasgadas ojivas y sus espaciosos rosetones. A través de ellas se derrama sobre los ámbitos sagrados una claridad indefinible y misteriosa que, aumentando su pompa, la realza con los cambiantes y las ilusiones de la óptica. Mosaicos transparentes, destinados a modificar la luz y colorar sus rayos, la composición histórica, las combinaciones del claro-oscuro, el dibujo correcto, la perspectiva, los grupos, la representación atinada de grandes escenas no fueron para el artista la parte principal, sino la secundaria y accesoria del fin que se había propuesto al conciliar estas magníficas lumbreras con el carácter de la arqitectura y hacerlas servir para dar mas precio a sus detalles.Aprovechó sin embargo aquellos recursos y los pasajes del Nuevo y Viejo Testamento, los martirios, las imágenes de los santos se figuraron en el vidrio para la instrución religiosa de los fieles. Desde mediados del S.XV fue entre nosotros cultivado a imitación de lo que en Francia sucedía, el arte de pintar los vidrios y de formar en ellos los mosaicos e historias que adornan las preciosas vidrieras de muchas catedrales de Aragón y Castilla. Poco después hubo ya escuelas para enseñarle, y no se negarán ciertamente sus progresos, si se considera el número, la excelencia y variedad de las obras que produjeron y la reputación de sus entendidos ejecutores. Entre ellos soresalían Juan de Santillana, Juan de Valdivieso, Alberto y Nicolás de Holanda y Valentín Ruiz, y al lado de otros pintores extranjeros, que trabajaban en las principales ciudades de España, formábanse cada día gran número de aventajados profesores. Las vidrieras de la catedral de Ávila fueron de las primeras que se pintaron en España, pero sin duda que son las mas bellas las que existen en las catedrales de Burgos, Sevilla, Toledo, León y Barcelona (el arte de pintar los vidrios, decayó desde el siglo XVII).
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