(Arriba, Savalls. Debajo, Lizárraga)
Ejército Real de Cataluña
El ejército Real de Cataluña ha sabido con la indignación mas viva, la rebelión y la traición de Don Ramón Cabrera, quien estimulado por el despecho y el orgullo, ha cometido la infamia de renegar de su historia y ponerse al servicio de la revolución coronada.
Nuestro amor por V.M., nuestro amor por la España, y nuestro honor, nos imponen el deber de protestar contra semejante conducta. Es preciso que nadie pueda creer que Don Ramón Cabrera encuentra imitadores o adeptos en este país católico, que jamás olvidará sus tradiciones de nobleza y de honor.
El ejército catalán, que al primer grito de viva Carlos VII se agrupó alrededor de la santa bandera de la legitimidad, no puede aceptar que un renegado declare al mundo que va a poner ese glorioso estandarte a los pies del rey de la revolución. Antes que tal desgracia sobrevenga, sabremos morir todos envueltos en sus pliegues, nosotros todos, que hace tres años acon tanta fuerza lo empuñamos.
Señor:
Habéis prometido matar la revolución, y la mataréis. Confiad para ello en vuestros bravos catalanes, y tened la certeza de que recibirán siempre a tiros a los que osaren hablarles de paz con la revolución, de convenio con el enemigo o de rebelión contra V.M., por quien hoy día mismo vierten su sangre.
Señor:
(firmado) FRANCESC SAVALLS, ANTONIO LIZÁRRAGA, ALBERTO MORERA
El ejército Real de Cataluña ha sabido con la indignación mas viva, la rebelión y la traición de Don Ramón Cabrera, quien estimulado por el despecho y el orgullo, ha cometido la infamia de renegar de su historia y ponerse al servicio de la revolución coronada.
Nuestro amor por V.M., nuestro amor por la España, y nuestro honor, nos imponen el deber de protestar contra semejante conducta. Es preciso que nadie pueda creer que Don Ramón Cabrera encuentra imitadores o adeptos en este país católico, que jamás olvidará sus tradiciones de nobleza y de honor.
El ejército catalán, que al primer grito de viva Carlos VII se agrupó alrededor de la santa bandera de la legitimidad, no puede aceptar que un renegado declare al mundo que va a poner ese glorioso estandarte a los pies del rey de la revolución. Antes que tal desgracia sobrevenga, sabremos morir todos envueltos en sus pliegues, nosotros todos, que hace tres años acon tanta fuerza lo empuñamos.
Señor:
Habéis prometido matar la revolución, y la mataréis. Confiad para ello en vuestros bravos catalanes, y tened la certeza de que recibirán siempre a tiros a los que osaren hablarles de paz con la revolución, de convenio con el enemigo o de rebelión contra V.M., por quien hoy día mismo vierten su sangre.
Señor:
(firmado) FRANCESC SAVALLS, ANTONIO LIZÁRRAGA, ALBERTO MORERA
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