26/3/10
Jacobitas (legitimistas escoceses)
(Se agradecen la mayoría de los textos, cortesía de Fray Trabucaire. Mi homenaje a los jacobitas católicos escoceses que lucharon contra la dinastía francmasona protestante de los Hannover)
JACOBITAS Y CARLISTAS
Los jacobitas británicos ayudaron a la Causa Carlista durante la guerra de 1872-1872. Creo haber leido que con sus donativos se pudo comprar una batería de artillería.
El jacobita Lord Ashburnam (o algoparecido) actuaba como representante de D. Carlos VII en Gran Bretaña. Cuando se preparaba el fracasado levantamiento de 1900, pensaron en poner "El Correo Español" a nombre de dicho Señor,para que las autoridades liberales no pudieran incautarse del mismo si se iniciaba la guerra.
En algún lugar de mis armarios hay un "Legitimis Calendar 1913" publicado por jacobitas en el que recirre los distintos paises del mundo y da como reyes a los auténticos representantes legitimistas. En España a nuestros Reyes. Curiosamente trae una lista de los príncipes que tiene más derechos a trono de Inglaterra que los Hannover o Sajonia Coburgo. Después de la familia de Baviera, en octavo y noveno lugar vienen nuestros D. Calos VII y D. Jaime, como descendientes de los Estuardo por Dª. Beatriz de Módena. Como se ve, la relación había sido elaborada antes del fallecimiento de D. Carlos VII y no había sido corregida.
Todavía en 1950 los jacobitas tenían relación con el Carlismo español a través de D. Javier Lizarza, recientemente fallecido. A un jacobita nacido en África del Sur, Roy Campbell se debe el poema "The Riffle flower" que trata sobre los requetés en la Cruzada de 1936.
DONALD McDONALD DE KEPPOCH
Mayor en el ejército jacobita, Donald MacDonald de Keppoch, viendo su final en la horca, en Carlisle (1746) escribió su carta de despedida, que leyó antes de subir al cadalso, merece la pena ser reproducida:
"Ahora que voy a padecer una pública, cruel y bárbara y a los ojos del mundo, ignomiosa y vergonzosa muerte, me siento obligado a reconocer lo que era desde un principio y con la convicción de todo su ser, mi deber a Dios, mi Rey injuriado y mi país oprimido, que me obligó a alzar los brazos bajo el estandarte de Carlos, príncipe de Gales ...
...Por mi parte, reflejo en mi inocencia en todo cuanto se ha dicho en mi contra, elevo alegremente todas mis plegarias, resignándome a la divina Providencia, y esperanzado de misericordia con los méritos de Jesucristo. Muero como miembro indigno de la Santa Iglesia Católica con la que he vivido en comunión. Soy confidente de felicidad con el mérito, los sufrimientos y la mediación de mi único Señor y salvador Jesucristo. Y aquí declaro, sobre la Fe de un hombre que va a morir, que no tenía el propósito de establecer esa iglesia en esta nación que uní al príncipe, fuera de ese deber y de lealtad a nuestro único legítimo y nativo soberano.
Concluyo con mi bendición a mi amada esposa, familia y amigos, calurosa y seriamente pidiendo que el Señor pueda conceder éxito, al ejército del príncipe y restablecer a la familia real.
Perdona, Señor, a mis enemigos y recibe mi alma. ¡Ven Señor Jesús, ven presto! en tus manos encomiendo mi espíritu.
Donald McDonald"
GLENSHIEL o LA ÚLTIMA INVASIÓN ESPAÑOLA DEL REINO UNIDO (ESPAÑOLES Y ESCOCESES JACOBITAS VS. INGLESES)
La armada invencible, no fue el único intento español de atacar a los ingleses en su propia tierra, las clausulas del tratado de Uthecht y la pérdida de las posesiones en Italia que España mantenía desde la corona de Aragón, motivaron el ultimo enfrentamiento en suelo ingles este estos y los españoles.
Corría el año 1719 y España una vez más se encuentra en guerra, en esta ocasión contra cuatro enemigos, Inglaterra, Francia, Austria y Saboya, en lo que se denominaría la guerra de la cuádruple alianza, que comenzó Felipe V con el objetivo de recuperar los dominios españoles en Italia perdidos en el tratado de Utrecht.
Toda esta campaña fue un gran fracaso español, que llego incluso a ver ocupada por los franceses las tres provincias vascas mientras los ingleses ocupaban Vigo durante cuatro semanas.Pero no son estos hechos los que queremos comentar, si no la incursión que un grupo de tropas españolas llevo acabo en Escocia.
Aprovechando que el reino unido no estaba tan unido y se encontraba en medio de una guerra civil entre Jacobo III Estuardo, depuesto recientemente por Jorge I de Hannover, así como la existencia de revueltas nacionalistas escocesas, España prepara una invasión en apoyo de los jacobitas.
El cardenal Giulio Alberoni, primer ministro de Felipe V, elabora un plan compuesto de dos faces, una primera en la que 300 españoles, desembarcarían en Escocia a fin de levantar a los clanes y a los leales jacobitas contra los ingleses a la vez que distraía el ejercito ingles en el norte.
En una segunda fase 5.000 soldados desembarcarían en el oeste de Inglaterra donde los jacobitas tenían más influencia y donde esperaban organizar un gran ejército con el que atacar a Londres.
Cuando todo estuvo listo a mediados de marzo una fuerza de 5.000 soldados zarpó de Cádiz rumbo a La Coruña embarcados en 27 buques de transporte escoltados por una pequeña escuadra de 2 navíos de guerra y 1 fragata.
En La Coruña debían de recoger al duque de Ormond, principal opositor de la nueva dinastía alemana británica, para que se pusiera al frente de la invasión de Escocia en nombre de Jacobo III. Sin embargo, las tormentas cerca del Cabo Finisterre, deshicieron la flota, teniendo que ser suspendida las operaciones.
Sin embargo los 307 soldados españoles de Infantería del Regimiento De la Corona, embarcados en dos fragatas, junto con 2.000 mosquetes para armas a los rebeldes, desembarcaron en Escocia y se unieron a los rebeldes jacobitas, entre los que se contaba el famoso Rob Roy. Unas semanas antes de que la gran flota se dispersara, el conde mariscal George Keith, que dirigia las operaciones, había ocupado sin problemas la isla de Lewis, en las Hébridas exteriores (bastión del poderoso clan MacLeod of Lewis), y su capital, Stornoway , donde se instaló un primer campamento, para pasar a continuación a desembarcar en las Highlands, cerca del lago Alsh.
Los montañeses ante la falta de fe en la empresa y de noticias del desembarco en el sur, no se sumaron a la revuelta en el numero esperado, por lo que tuvo que cambiarse los planes originales de ocupar Inverness, capital de las Highlands, dirigiéndose al castillo de Eilean Donan (bastión de los MacKenzies y MacRaes)Tras dejar una guarnición en el castillo de unos 50 hombres, junto con las provisiones las tropas partieron al sur en busca de más apoyos.
Tras un mes de ocupación, tres fragatas británicas penetraron en el lago Alsh y desde allí bombardearon la fortaleza de Eilean Donan que sufrió muchos daños, hasta la capitulación de los españoles, se comenta que se encontraron entre las ruinas «un mercenario irlandés, un capitán, un teniente español, un sargento, un rebelde escocés y 39 soldados españoles, 343 barriles de pólvora y 52 barriles con munición para mosquetes», los españoles fueron llevados a las fragatas y conducidos por mar hasta Leith cerca de Edimburgo, donde fueron encarcelados.Por su parte el resto de las tropas españolas y escocesas jacobitas, finalmente tendrían que enfrentarse a los británicos y escoceses unionistas, en Glenshiel.
Los españoles habían ocupado la cima y el frente de una de las colinas (llamada hoy en día The Peak of the Spaniards, «El pico de los españoles»), mientras sus aliados escoceses se apostaban a los lados e instalaban algunas barricadas.
El primer ataque ingles comenzó a las cinco de la tarde, siendo rechazado, aunque el general Wightman, pudo comprobar que la parte mas débil del despliegue eran las tropas escocesas mas numerosas pero peor entrenadas.En ese momento, Rob Roy resultó gravemente herido y el clan McGregor abandonó la batalla para ponerlo a salvo. Poco después, varios clanes más siguieron sus pasos y dejaron prácticamente solos a sus aliados españoles, que se retiraron hacia lo alto de la colina.Tres horas después de comenzar el combate y ante la deserción de sus aliados los españoles se rindieron siendo conducidos a Edimburgo.En octubre las negociaciones entre España y Gran Bretaña permitieron su regreso a España. (cortesía de Vladi)
EL JACOBITISMO
El "Jacobitismo" fue el movimiento político dedicado a la restauración de los reyes de la dinastía Stuart (o Stewart, o Estuardo en castellano) en los tronos de Inglaterra y de Escocia (ambas coronas reunidas en el denominado Reino-Unido de Gran-Bretaña, en 1707).
El movimiento tomó su nombre del latín Jacobus , del nombre del rey Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia, y fue la respuesta a la deposición de este mismo monarca durante la Glorious Revolution (la Revolución Gloriosa) de 1688, y que supuso su sustitución en el trono por su hija mayor María II (de Fe anglicana), conjuntamente con su esposo el Príncipe Guillermo III de Orange, estatuder de Holanda, ambos protestantes.
Exiliados, los últimos Stuarts vivieron en el continente Europeo (en Francia y en Italia) y, ocasionalmente, obtuvieron el respaldo moral, político y militar de Francia, Roma y España para recuperar su trono. El origen del movimiento tuvo lugar en las Islas Británicas, sobretodo en Irlanda y en Escocia, especialmente en las Highlands (tierras altas de Escocia), y con algún que otro apoyo de ingleses y galeses, particularmente en Cumbria (Norte de Inglaterra).
Los monárquicos o realistas apoyaban entonces el movimiento Jacobita porque creían que el Parlamento no tenía autoridad para interferir en la sucesión real, y muchos católicos británicos fueron partícipes de ese movimiento para restaurar también la predominancia de su Fe en un reino generalmente anglicano o presbiteriano que negaba cualquier sumisión a la autoridad del papa de Roma desde el siglo XVI (con Enrique VIII de Inglaterra); en cuanto al pueblo, se vió envuelto en diversas campañas militares por diferentes motivos. En Escocia, el Jacobitismo tuvo una buena acogida entre los clanes de las Highlands.
El emblema de los Jacobitas fue la "Rosa Blanca de York", que tiene su fecha de celebración el 10 de junio, aniversario del nacimiento en 1688 de Jacobo Francisco Eduardo Stuart "el Viejo Pretendiente" (1688-1766), Príncipe de Gales y Duque de Albany (hijo del destronado rey Jacobo II), que fue privado de sus derechos al trono británico por el Parlamento de Londres.
Etiquetas:
Jacobitas,
Monarquía Tradicional
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