16/12/09
El mito Roger de Flor
Nacido en Brindisi de padres nobles. Su padre era un halconero germano del emperador Federico II Hohenstaufen, llamado Ricardo Blum (Flor), cuyo nombre cambió por el de Ricardo Fiore para casarse con una italiana.
Cuando Conradino de Suavia, al mando de los gibelinos, hizo el postrer esfuerzo para reconquistar la herencia de sus padres, Ricardo siguió el águila negra de los Hohenstaufen (luego incorporada en las armas de Aragón por Fadrique II de Sicilia) y murió como tantos otros en Tagliacozzo.
¿Qué pasó entonces con su desconsolada viuda? pues que entró en un estado próximo a la miseria y con dos hijos a cargo, Jacobo y Roger. Cuando un caballero templario provenzal pasó por allí, prendose del niño, y con permiso de la madre se llevó al pequeño Roger para hacerle entrar en la Orden.
El joven Roger fue uno de los mejores marinos de las naves del Temple, ingresó en la Orden y pronunció sus votos y se le dió entonces a mandar la mayor galera que en aquellos tiempos se había construido, cuyo nombre era "el Halcón". Hizo con ella grandes proezas contra los sarracenos. Combatió en Tolemaida y se distinguió en los heróicos combates del aspirante Reino de Jerusalén.
A consecuencia de haber embarcado en su nave a personajes de importancia y cuantiosos caudales cuando se perdió Tolemaida, incurrió en el enojo del gran maestre de la Orden, que le citó varias veces ante el tribunal templario (todavía no está averiguado, si el enojo del gran maestre estuvo justificado o no). Finalmente fue apartado de la Orden.
De Marsella pasó a Génova, y con dinero que le prestaron, armó una buena galera cuyo nombre era "la Oliveta". Como el buen mercenario en que se había convertido, ofreció en seguida sus servicios al duque de Calabria (de la casa de Anjou), pero mal recibido se fue a Messina, donde Fadrique II le acogió muy favorablemente y le elevó de forma sucesiva, a los cargos de almirante de Sicilia y miembro de su consejo; dióle el castillo de Trip y el de Alicata. Acabó pues guerreando contra los enemigos de su padre.
Desde aquel momento, su fortuna no conoció límites; puso al frente de su compañía de a caballo, a En Berenguer de Montroig y a micer Roger de la Matina, y con 5 galeras y un leño empezó a correr todo el principado de Nápoles, la playa romana y las costas de Pisa, Génova, Provenza, Cataluña, Al-Andalus (o la España ocupada) y Berbería: "Apoderábase de cuanto encontraba (nos dice Muntaner que fue intendente general de Roger y de la compañía que marchó a Oriente), así de amigos como de enemigos, con tal que fuese dinero o mercadería buena que pudiese meter en sus galeras, con la diferencia que a los amigos les daba un debitorio, diciéndoles que cuando habría paz se les satisfaría, y a los enemigos les quitaba todo cuanto bueno llevaban, dejándoles sin embargo los leños y las personas, pues a ninguno hacía mal."
Con ese sistema de guerra, llegó el bueno (y bribón) de Roger, a ser el almirante mas opulento de la época, pero siempre manifestó gran menosprecio de las riquezas, menosprecio que por una singularidad extraña hacíale muy poco escrupuloso en los medios de adquirirlas.
La intrepidez, la generosidad, la presencia de ánimo y la astucia eran las cualidades eminentes de aquel hombre que murió asesinado a la edad de 37 años, después de haber sido por algún tiempo comandante en jefe de los "marines del medievo" (esto es, almogávares) y el supremo árbitro de Constantinopla.
Moría el hombre, nacía el mito.
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