Déjenme los que no quieran morir por la Ley santa de Dios y
de la Cruz. Nada me importa quedar solo. Haré clavar mi estandarte al pie de
esas eminencias, y cuando caiga en la lucha, cobijará mi cuerpo y dará sombra a
mi tumba. Cuando no se puede vencer, queda expédito el camino de morir.
¡Muramos, caballeros, y ya que no la corona de la victoria, sepamos conquistar
la del martirio! No importa.
Sonríe cuando todos lloran, se yergue cuando todos se
abaten. Es tan grande que sus pies se hunden en los abismos de la tradición y
su frente se apoya en el cielo de lo por venir; y su frente, que aun no ha
existido, ni jamás existirá poder humano que lo venza; es tan terco, que, por
allí por donde nadie pasa, es por donde acomete él y donde le gusta combatir;
cuando entra en el campo de batalla, es cuando todo lo ha destruido la derrota,
o cuando nada ha dispuesto la previsión; entonces, en esos supremos momentos en
que los mas animosos flaquean, en que los mas potentes vacilan, cuando los
héroes han pasado a ser mártires, cuando es cadáver el que no huyó, las
murallas montones de escombros y las armas pedazos inútiles de hierro tirados
por el suelo, aparece, se interpone
entre los que avanzan y los que retroceden, encárase con insolencia sublime con
la victoria injusta, y para de detenerla en su carrera de fiera no domada, le
dispara su propio nombre que le ha hecho inmortal, le dice arrogantemente: No
importa, y se ríe, se ríe con una risa franca y sonora que resuena en todo el
planeta; y que van repitiendo y agigantando los ecos del tiempo por las bóvedas
de la historia.
Contra esa risa y contra esa frase aun no se ha inventado ni
jamás se inventará la coraza. Son dos balas que lo traspasan todo: imperios,
civilizaciones, pueblos. Nada las detiene y nada las resiste. Son un talismán
de procedencia divina, porque Dios es el que se lo ha dado a un pueblo que,
aunque pecador, es católico, y se lo ha dado para que no perezca, para que
siempre viva y vaya dando a su vez, a través de los siglos, testimonio glorioso
de que las nobles fuerzas del alma pueden mas que las fuerzas puramente
materiales y físicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.