19/12/13
Soldados de otro tiempo
“Sois generosos, sinceros, desinteresados, fieles a vuestra palabra, bravos, tiernos, llenos de delicadeza, compasivos con la desgracia, entusiastas por el bien y la belleza, intrépidos en los peligros y valientes. Rasgos semejantes a los héroes de Homero y Virgilio, pero vuestro carácter es muy diferente, porque se descubre en vosotros un sello de espiritualidad que en vano se buscaría en los héroes homéricos, y que solo poseía de un modo vago Enneas.
No olvidéis la fábula del Ave Fénix y tened en cuenta que cuando glorifiquéis a los héroes que os precedieron, éstos presenciarán vuestras honras y escucharán vuestros vítores desde el campo de la inmortalidad, y desde el mismo sitio podréis presenciar vosotros las que os hagan vuestros descendientes, si honrado mantenéis aquel legado, que lo haréis.
Y cuando no volváis, os hallaréis ya en el Reino de Dios, donde encontraréis toda felicidad. A los que ya no volverán, haréis bien en no llorarlos, padres, pues sus almas ya habrán alcanzado la eternidad. Nosotros lloraremos por vosotros. Por ellos, no.”
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Ciudad Universitaria de Madrid, 27 de noviembre de 1936
QUERIDÍSIMA CARMEN
Ya he recibido tus dos cartas en las que me felicitas. Cómo te lo agradezco Carmen, ¡no sabes el bien que hacen las cartas cariñosas! Pero en las dos revelas pesimismo, y eso Carmen, no. Hay que estar alegres, siempre alegres, riéndose, que si pierdes a un hermano, sales ganando siete y a los papás. Pero a éste además, no lo pierdes, sino que lo salvas, pues irá en todo caso camino del Cielo.
Tienes un gran recurso contra los pesares, que es rezar. Yo algunos ratos estoy triste por vuestra tristeza, pero como a papá ya se le pasó y ahora a ti, estoy alegre, mas alegre que en toda mi vida, porque estoy en paz con Dios y mi orgullo de Requeté. Y si alguna vez pienso en cosas tristes, los compañeros me alegran. Estoy tan orgulloso de ser Requeté, que si la poca valentía que tengo flaquea alguna vez ante tal o cual cañonazo, me fijo en la boina colorada y arrea, que mas hacían en nuestras guerras los veteranos, y habrían perdido menos que nosotros.
Así que, Carmen, ten mucho ánimo, que lo peor pasó ya, y si Dios quiere que nos volvamos a ver en casa, o donde sea, te daré un abrazo tan fuerte como el que quisiera darte desde aquí este hermano que se ha rehabilitado con la sufrida vida de campaña.
FELIPE
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