22/9/10

La forja de un gran reino


(De Borafull)












Pedro, que de católico el renombre



Mereció: en Roma ungido,



Y el perdón de la Iglesia recibido,



De San Jorge de Alfama



Él orden funda; y estender su fama



Logra en la venturosa



Batalla de las Navas de Tolosa.



Jaime, el conquistador, su hijo le sigue,



Que a los moros persigue.



Quitáles a Mallorca



Murcia, Valencia, Ibiza y a Menorca:



En treinta lides los venció, y deshizo:



Sus tributarios a los reyes hizo



De Tremecén, de Túnez y Granada.



El cielo su ventura hace colmada,



Pues descendiendo a Barcelona dones,



Que tales no hizo a las demás naciones,



En sueños le aparece la gloriosa



De dilección hermosa



Madre, y del Verbo redentor del mundo,



Al tiempo que a Nolasco y a Raimundo;



Y a los tres, que reciben los favores,



De su orden fundan el de Redentores,



Con la cruz del Cabildo esclarecido,



Y barras de Wifredo distinguido.



Pedro tercero el Grande proclamado



Fue e el paterno reino y el condado.



Derrota los franceses,



Muerto entre el rechinar de los arneses



Filipo su monarca,



Ausiliadora de Narciso el Arca,



Que de moscas lanzó campo volante,



Cuando Gerona le creyó triunfante.



Ni de Neptuno calla



Ronca bocina la naval batalla,



En que después de su combate fiero,



El francés almirante prisionero,



Toma con unos hechos singulares



Posesión Cataluña de los mares.



El de Levante son soberbia armada,



Siendo terror del África su espada,



Surca Pedro; en Sicilia se corona;



Malta, Calabria, su esplendor pregona.



En Isabel de su consorcio fruto,



A la virtud dolcísimo tributo,



Patricia da de Barcelona al suelo,



Y Reina a Portugal, y Santa al cielo.



Nuevos países grande Rey adquiere,



Y gran soldado en la campaña muere.



De lid sangrienta vencedor, los daños



Tercero Alfonso, su hijo, en breves años,



Y días de honor llenos



Sentir hizo a franceses y agarenos.






En Sicilia reinaba



Jaime segundo cuando Alfonso acaba.



Sube al fraterno trono,



sirviéndole de abono



El justo y verdadero



Título, que alcanzó, de Justiciero.



Cuando en victorias su valor empeña,



a Córcega conquista y a Cerdeña.



Vencedor del murciano y granadino,



No solo es ya el Monarca tunecino,



Según el hado en sus reveses vario,



Sino el Imperio griego tributario.



Agregando a su patria



Los ducados de Atenas y Neopatria,



El catalán y aragonés valientes



A sus pies subyugando nuevas gentes,



Le dan el mando en Libia, Macedonia,



Tracia, Tesalia, Acaya y Licaonia,



Donde hacen que moneda el cuño forje,



Y en ella el busto del patrón san Jorge.



El estudio de Lérida erigido,



Y el orden de Montesa instituido.











Del quinto Alfonso celebró la gloria.



Se llamó Rey de Hungría, de Croacia,



Jerusalén, Sicilia, y de Dalmacia.



La Corona de Nápoles ceñida



En lid con los franceses adquirida,



Güelves recuperada,



Córcega con Cerceña asegurada,



De Marsella, además, dueño absoluto;



Y Génova en tributo,



En Italia y en África triunfante,



fue de la fama empleo el mas brillante.







Idiosincrasia del ser español








El español, ser caballeroso, de sentimientos nobles y modales corteses y galantes. De ello hacían votos los caballeros de la Banda. Llevaron nuestros soldados a Italia la cortesanía caballeresca; es notable la diferencia que había entre ellos y los soldados franceses, que dondequiera que entraban se entregaban al saqueo, como en Cápua el año 1501; en el mismo saco de Roma, en los desórdenes y abusos de Milán, en medio de los horrores de la guerra, no se complacían los nuestros en la lujuria ni en el escándalo, no se entregaban, como los franceses y alemanes al vino ni a comprar el favor de la mujer, muy al contrario, la conquistaban.


Fueron atrevidos, aventureros, batalladores, altivos; pero nobles, caballeros y generosos. Copiaron los italianos nuestras fórmulas sociales, nuestros saludos, y así dice Cantú que “las costumbres en la época del Galateo eran groseras, aunque ya comenzaban a modificarlas la etiqueta y las ceremonias españolas”. Y Boccalini añade: “En la forma, en lo exterior, todo es en los españoles gentileza, todo se resuelve en cumplidos”, y compara las palaras de los hispanos, por su finura, con las de una princesa.


Nuestros grandes capitanes trataban a sus soldados de “señores soldados” o de “amigos”. Gonzalo Fdez. De Córdoba tenía abierta la puerta hasta al último soldado y a la plebe italiana, cuando los barones napolitanos no se dignaban contestar a sus palabras ni a sus saludos. Era la cortesía caballeresca española, muy bien casada con la llaneza democrática (no confundir con la Democracia revolucionaria), propia de nuestra raza. Decía nuestro adversario Julio II que los españoles “eran mas pobres y mas soberbios que los franceses, pero mas valerosos, mas justos y mas ilustrados”.


Los españoles, guerreros todos, son iguales por la sangre y nacimiento. Nueva nobleza y distinción de clases nació, pero el amor por la independencia los unía a todos y la guerra los igualaba. Por eso ni en Francia ni en Italia hubo epopeya popular, porque ni en una ni en otra hubo verdadero pueblo, o sea, el conjunto de todas las clases sociales animadas de un solo espíritu nacional, formando una sola nación, y por eso en España no hubo Feudalismo propiamente dicho, a diferencia de Francia en la que trajo la división de clases sociales, apartando a los señores y a los vasallos sin libertad y manejados despoticamente. No hubo una guerra nacional como la de España, que libertase a los esclavos e hiciese iguales a todos. En Italia, los municipios a la romana se fueron convirtiendo en repúblicas independientes, a las cuales tampoco unió nunca guerra ni empresa nacional, siempre divididas entre sí y a merced de invasores extranjeros.


Así nació el pueblo español, formado de todas las clases sociales y gobernado por un solo señor, el rey, elegido por el pueblo, sometido a las leyes comunes y a las cortes formadas por todas las clases sociales. Por la Reconquista nació este pueblo, verdadero pueblo libre y unido por un solo espíritu nacional, al menos eso canta la epopeya o romancero.

10/9/10

Juicio crítico de la filosofía








La filosofía ya no significa la sabiduría y la ciencia de las cosas morales y generales, sino toda manera generalizada de considerar los objetos, sean los que fueren. Hoy la filosofía es el arte de pasarse sin religión, y si del todo no pueden prescindir de ella, la quieren como la quería Maquiavelo, esto es, para poder dominar al pueblo con su feroz despotismo. Siempre que un filósofo cree sentar una base mas profunda que la de sus predecesores, sobreviene al momento otro pensador que ahonda algo mas, y mueve una duda sobre aquella base. Kant es uno de los destructores de la filosofía, o sea, de la metafísica (y quienes le precedieron en Alemania).


Platón y Aristóteles se preguntaban: ¿Qué es conocer?, nosotros, al cabo de tantos siglos, después de tantas observaciones y experiencias, tantos sistemas y disputas, orgullosos de los progresos de la razón, aun preguntamos lo mismo; y nosotros que buscamos aun la ciencia y la sabiduría, fuera de toda Verdad, no hemos encontrado mas que el caos, el desorden y la anarquía.


Nunca ha habido sistema de filosofía que haya podido reunir todos los espíritus en una doctrina común. Con el panteísmo y el racionalismo se van alargando mas las distancias, puesto que todo se convierte en materia y en egoísmo interesado. El hombre es juguete de sus propias ilusiones. ¿Queréis, dice Fenelon, que yo crea alguna proposición en materia de filosofía? dejad a un lado los grandes nombres; vengamos a las pruebas, dadme ideas claras, y no citas de autores que se han podido engañar, y, lo que es peor, ser juguete de sus pasiones a la vez que esclavos de todos los vicios, que no porque sea voluntaria deja de ser por esto esclavitud.


La filosofía de Epicuro para sus enemigos, corrompió el ánimo y valor de los romanos e hizo mas mal a Roma que todos sus enemigos juntos. Como ya hizo en la Ilustración, y como hará siempre que adquiera algún predominio, QUE ES CUANDO EL HOMBRE ESTÁ DEGRADADO.


UN PUEBLO DE FILÓSOFOS SERÍA UN PUEBLO DE “INDAGADORES”, MEJOR DICHO, UN PUEBLO DE LOCOS Y DE ILUSOS; Y UN PUEBLO, SO PENA DE PERECER, DEBE SABER Y NO INDAGAR: POR ESTO PERECIERON GRECIA Y ROMA, Y PERECERÁ LA CIVILIZACIÓN MODERNA, PORQUE QUIERE INDAGAR Y DEBE SABER, Y NO SABE.


Los Anglosajones...esos sí que saben, son los menos filósofos de todos, porque son los que mas comercian y una nación mercantil se acalora poco acerca de cuestiones filosóficas, como buenos especuladores. ¡Alabado sea su dios!: el dólar y la libra.


Cuando se cree sin razón legítima, aparece el fanatismo: les sucede a los admiradores del panteísmo krausista y hegeliano. La triste influencia de estas ilusiones se extendió en Alemania (¡¡Ay si los viejos emperadores del Sacro Imperio levantaran cabeza!!) a la moral, a la política, a la jurisprudencia, etc...hasta los mismos gobiernos participaron de ella. Un estado tal, respecto de un pueblo, es el delirio de la caducidad. En Francia ese delirio y ese filosofismo condujo a la guillotina.


La filosofía ha de ser siempre materia de escándalo y un signo de contradicción; aun cuando un escritor pudiese llevar hasta la evidencia la demostración de sus opiniones, SOLO LA APROBACIÓN GENERAL PODRÍA DARLE AUTORIDAD.


Todos los hechos son verdades, mas no todas las verdades son hechos (como las fábulas vendidas como reales). El mundo moral no fue entregado a nuestras disputas como el mundo físico, porque las disputas lo trastornan y aniquilan, y hoy no hacemos mas que discutir. Cicerón dijo una vez: nada hay tan absurdo que no haya sido enseñado por algún filósofo.


En los principios morales no conviene decir: YO DUDO, porque entonces será menester dudar de todo, hasta de la lengua que sirva para expresar la duda; lo cual sería una ilusión del espíritu, y tal vez una impostura. Al contrario, es conforme a razón, y aun necesario, y en gran manera filosófico (pero no falso filosofismo) empezar por decir: YO CREO. Es necesario comenzar por creer alguna cosa, si se quiere saber alguna cosa; PORQUE EN LAS COSAS FÍSICAS SABER ES VER Y TOCAR; SABER EN MORAL ES CREER LO QUE NO SE PUEDE COMPRENDER POR RELACIÓN DE LOS SENTIDOS.


A buen entendedor...

¿Qué es el Modernismo?



De: Argentinidad


Herejía o mejor, compendio de herejías surgido en el seno de la Iglesia a comienzos del vigésimo siglo XX bajo el influjo de la filosofía y de la crítica moderna, con la pretensión de elevar y de salvar la religión y la Iglesia Católica a través de una renovación radical.

Autores principales: en Francia Leroy y Loisy, en Inglaterra Tyrrel, en Alemania Schell, en Italia los autores (anónimos) del “Programa de los Modernistas”, que no tienen originalidad, pero repiten ideas de otros; obstinado seguidor y defensor del Modernismo fue E. Bonaiuti.

El Papa San Pío X sancionó dos documentos contra el Modernismo: el Decreto del Santo Oficio “Lamentabili” (3 de julio de 1907, DB, 2001 ss.) y la Encíclica “Pascendi” (8 de septiembre de 1907). El primero consiste en una serie de 65 Proposiciones condenadas, la Encíclica es un lúcido y profundo análisis de las teorías modernistas en contraste con la sana filosofía y con el patrimonio de toda la doctrina cristiana. Para hacerse una idea exacta del Modernismo basta leer este documento pontificio, que, no obstante las protestas de los Modernistas, con el pasar de los años, se ha demostrado siempre más objetivo y eficaz.

El Modernismo es una híbrida amalgama de catolicismo verbal con un real racionalismo naturalista, en base a tres falsos sistemas filosóficos:

1) Agnosticismo (del Kantismo), que pone juntos subjetivismo, fenomenismo y relativismo, desvalorizando el conocimiento racional.

2) Inmanentismo, por el cual la conciencia humana lleva en sí virtualmente toda verdad, también aquella verdad divina, que se desarrolla bajo es estímulo del sentido religioso (de la doctrina de Kant y de Schleiermacher).

3) Evolucionismo radical, por el cual la verdadera realidad no es el ser, sino el devenir dentro y fuera del hombre (de Hegel y más todavía de Bergson).

Consecuencias de índole religiosa:

a) Imposibilidad de demostrar un Dios personal, distinto del mundo.

b) La religión y la revelación son un producto natural de nuestro subconsciente y el dogma es la expresión provisoria, sujeta a una perenne evolución.

c) La Biblia no es un libro divinamente inspirado, sino que debe ser estudiado críticamente como libro humano, sujeto a errores.

d) La ciencia no tiene nada que hacer con la Fe: el crítico como tal puede negar aquello que admite como creyente.

e) La divinidad de Cristo no es producto de los Evangelios, sino que es fruto de la conciencia cristiana.

f) El valor expiatorio y redentor de la muerte de Cristo es una opinión de San Pablo.

g) Cristo no ha instituido la Iglesia ni el primado de Pedro, pasado luego a los Romanos Pontífices: la actual organización eclesiástica es la resultante de humanas contingencias y puede cambiarse continuamente.

h) Los Sacramentos fueron instituidos de los Apóstoles, que creían así interpretar las instrucciones del Maestro. Estos Sacramentos sirven solamente a mantener vivo en los hombres el pensamiento de la presencia del Creador siempre benéfica.

i) El dogmatismo rígido de la Iglesia Romana es inconciliable con la verdadera ciencia, que está ligada a la evolución universal y sigue su suerte.

San Pío X concluye justamente que el Modernismo, en razón de estos principios deletéreos, conduce a la abolición de toda religión y, por tanto, al Ateísmo.

Pietro Parente, Antonio Piolanti, en “Diccionario de Teología Dogmática”, 1943.

El Refugio: Lo contrario de una revolución.

Nota de Argentinidad: La foto del cura modernista de mierdas me la mandó un amigo, y espero no causar ofensa alguna al amigo de El Refugio, nó así a quienes son los traidores de siempre. Sea el hereje de la foto, como todos sus boludos que lo siguen en su rebaño anti católico. Y que se pierda la gutarra en el culo, pero en astillas, así, sus hemorroides le duren y ardan, hasta que se arrepienta. Si se arrepiente...



Esteban Falcionelli

7/9/10

Triste aniversario en las Dos Sicilias


El día en que el masonazo criminal de Garibaldi puso fin a 730 años de historia (que comenzaron en 1130 con el normando Roger I de Hauteville).