7/4/10
La tierra alavesa
Campo neutral de lo castellano y lo vascongado, nos enseña no pocos matices del alma española. En la lucha del latín con el vascuence, ésta es la tierra de donde ultimamente se retiró vencido el antiguo idioma nacional, dejando mas hondas huellas. Es provincia vascongada y con todo ya no se habla en ella, el vascuence, que se perdió mucho tiempo ha. ¿Por qué no desapareció de igual modo en Guipúzcoa y Vizcaya? su nombre lo indicó desde siempre: la Araba entre los vascongados, es la "llanura entre los montes", o al menos eso dicen, no alegremente, pues es la meseta castellana que llega hasta el pie de las montañas.
Álava siguió siendo provincia vascongada con habla castellana, pero no era Castilla. Esto solo nos dice que los alaveses no se sometieron a Castilla hasta que así lo quisieron (y así lo querrían), y nos muestra el alma independiente y brava que aun en lo llano y sin defensas naturales se resiste a perder su personalidad: no hay hombre en el mundo mas frío y sereno; el alavés es imperturbable y frío como un mármol. En la batalla el soldado alavés, de sangre fría es admirable, no le pidáis los arrebatos del navarro porque no los entiende; pero mandadle mantenerse en un puesto, y allí se quedará defendiéndolo como si fuese un bloque de hierro hincado en tierra. Es el tesón, la tenacidad vasca y juntamente la frialdad y serenidad castellana.
Desde un principio, sin estruendos de reyes ni reinados, establecieron los alaveses el tradicional gobierno ibérico: cada población fue una república silenciosa y solidamente popular, y las de Álava nombraron: la Cofradía de Arriaga, junta o senado que anualmente se juntaba y elegía cuatro alcaldes y jueces, uno de ellos con el poder supremo y nombre de Justicia Mayor. Cabeza del Señorío o Condado, sobretodo como adalid de guerra, escogían al que llamaban Señor o Conde. Fue el año de Nº Sr. de 1332 cuando la Cofradía ofreció el Condado al rey de Castilla, conservando sus fueros y libertades. El mas perfecto dechado de historia, por serlo del gobierno mas perfecto, que solo puede darse en pueblos tan honrados y amadores de la justicia, tan independientes y bravos.
Desde entonces sirvieron a la patria común con la misma modestia callada, con la misma valiente serenidad que antes a la patria chica.
Grandes hijos nos legó: Pero López de Ayala, Canciller de Castilla y gran guerrero de valor frío hasta la temeridad. El fabulista Félix Mª Samaniego, tan serio y frío como todos los de su tierra. Ignacio Mª de Álava, el gran marino de la Real Armada. Y tantos otros...siempre fieles, siempre leales, siempre alaveses.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.