25/4/13
La verdadera libertad bien merece la palma del martirio
"Las gloriosas efemérides que la patria lleva grabadas a fuego, que los siglos no podrán borrar, y, con el heroísmo de nuestros antepasados, formaría humillante contraste de ignominia nuestra conducta, si arriásemos la bandera negra que, desde hace mas de un siglo tremola siniestra entre las ruinas de nuestras libertades."
"...porque hubo un tiempo, en que hombres y mujeres de esta patria, prefirieron la palma del martirio a convivir con la vergüenza, y defendieron la libertad, pero la libertad verdadera. No la que proclama el liberalismo y que se le ha dado al pueblo llamándole soberano y ofreciéndole derechos individuales para estrangularle y desollarle mas tarde, dejándole a merced de los caciques; no la libertad que arranca a Cristo de nuestros corazones. No, no la libertad a la que Guizot llamó 'el peligro mas espantoso contra la sociedad'.
...porque hubo un tiempo en que nuestra monarquía era informada por el espíritu de Dios, y que allí donde reinaba, allí estaba la verdadera libertad.
...porque pudiera llegar el día, en que hastiados por las derrotas humanas y la desesperanza, temblara nuestro brazo y cayera nuestra bandera; pero sostenidos de nuevo y hallados por nuestro Padre, tremolara de nuevo lo que nunca debió caer.
Id a luchar, campeones de la Causa; no desmayéis nunca."
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23/4/13
Caballeros del Sagrario
¡Oh, si el pueblo y la embrutecida masa neutra tuviera ojos para ver, oídos para oir e inteligencia para entender! Fijaría en nosotros la mirada y preguntaría con asombro: ¿Quiénes son esos que tienen entrañas para sentir y corazón para amar? ¿Qué reyes son esos que tales lealtades inspiran? ¿De dónde sacan su vitalidad y su frescura esas doctrinas que la desventura no ahoga y el desamparo no agosta? ¿Quién enseña a esos jóvenes a seguir y amar una causa que solo produjo a sus padres sacrificios y desventuras?
¡Ah! Si esa masa neutra fuera capaz de pensar, entonces habría regeneración y habría vida. Si miraran nuestros actos con ojos libres de preocupaciones, verían que siempre, invariablemente, en las alegrías como en los dolores, la primera mirada es para el cielo, y nuestra primera manifestación es postrarnos al pie del sagrario. Tales almas así forjadas y templadas en la fragua del amor de Dios ponen en la sociedad atea y amoral una nota distintiva de catolicismo práctico, y confortará el espíritu ver a esos mismos caballeros que tantas pruebas de virilidad y entereza han dado, arrodillados a los pies del Divino Prisionero del Sagrario en el retiro amable de la Iglesia, para pedirle el valor necesario a fin de cumplir con entereza, sus deberes de católicos.
B.G.
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20/4/13
La tiranía del Estado laicista y el odio contra la Religión
La tiranía laicista, que pretende imponer por el rigor de las leyes aun su propia concepción individualista de la Religión, contra lo que ésta es en sí misma y tal y como es profesada por los creyentes, aspira todavía a confinarla a lo íntimo de las conciencias, al santuario de la familia y al sagrado de los templos, a fin de poder constreñirla mas en sus modos de influencia personal y colectiva (porque no nos engañemos, de eso se trata), hacer arduo el proselitismo cristiano especialmente en la juventud, y dar mas fácil acceso al ateísmo social, que es la fórmula imperativa del nuevo cesarismo espiritual del Estado ERIGIDO EN DIRECTOR DE LAS CONCIENCIAS Y SOBERANO ABSOLUTO DE LA CULTURA PÚBLICA.
Solo con odiosa tiranía, puede el Estado poner limitaciones a la función docente de la Iglesia, cuyo origen radica en una ley divino-positiva, y a su expansión cultural que constituye una exigencia ineludible de su esencial carácter educativo sin el cual se desvirtuarían su naturaleza y personalidad propias.
Por su realidad de sociedad perfecta y absolutamente suprema en su esfera propia, LA IGLESIA ES INDEPENDIENTE DE TODA POTESTAD TERRENA TANTO EN EL ORIGEN COMO EN EL EJERCICIO DE SU MISIÓN EDUCADORA. POR EL OBJETO DIRECTO DE SU MISIÓN DOCENTE (PROPAGACIÓN DE FE Y FORMACIÓN DE COSTUMBRES), COMO PARTÍCIPE QUE ES LA IGLESIA DEL MAGISTERIO DIVINO, LLEVA EN SÍ MISMA ARRAIGADO EL DERECHO INVIOLABLE A LA LIBERTAD DE ENSEÑANZA (derecho recogido asimismo en este esperpento de Constitución, el cual debe estar garantizado por el Estado).
Por los graves deberes que la profesión de cristiano impone a los padres de familia en orden a la educación religiosa y moral de sus hijos, cuyo ejercicio constituye un elemento esencial de la libertad de las conciencias, así como es la dirección y salvaguardia de los mismos por parte de la Iglesia uno de los mas incontrastables derechos confesionales, tienen los padres de familia, y con mayor razón la Iglesia, la facultad y el derecho ante el Estado, de reclamar y asegurarse de que en las escuelas así públicas como privadas no se dará a lo menos nunguna enseñanza contra las convicciones y creencias de los católicos.
Ellos mismos, los civilizados incivilizados pretenden asumir el papel de aquéllos que se adelantaron a nuestros tiempos en la instauración de métodos y organizaciones ejemplares, y de generosas empresas encaminadas a la perfección cultural y a la democratización de la enseñanza. A la fecunda actividad docente de las Órdenes Religiosas, debe Europa (otrora la Cristiandad) uno de los principales fundamentos de su actual civilización. Pero el ser humano nunca cambia y así como el ángel de luz se rebeló contra Dios, el hombre se rebela contra el hombre.
NO, no nos equivoquemos, HOY, NO SE TRATA UNICAMENTE DE UN COMBATE ENCARNIZADO DEL LAICISMO CONTRA LA IGLESIA Y SUS INSTITUCIONES. NEGADA LA LIBERTAD DOCENTE DE LA IGLESIA (COMO PRETENDEN LOS TIRANOS Y SUS CÓMPLICES POR ACCIÓN U OMISIÓN), RECIBE UN GOLPE CERTERO Y DECISIVO EL DERECHO NATURAL DE LOS PADRES DE FAMILIA A REGIR LA EDUCACIÓN E INSTRUCCIÓN DE SUS HIJOS.
El producto de ese odio, es que los católicos, a un mismo tiempo y en un mismo ataque, ven vulnerados los derechos sagrados de su Religión y los de su personalidad civil como padres de familia.
A todos ellos, les recordamos por tanto estas palabras, en el desaliento y en la apatía, en la aflicción y en la desesperanza, con que León XIII y Pío XI les amonestaron: “LOS PADRES TIENEN DE LA MISMA NATURALEZA EL DERECHO DE EDUCAR A SUS HIJOS, PERO TIENEN ADEMÁS EL DEBER DE PONER SU INSTRUCCIÓN Y EDUCACIÓN DE ACUERDO PERFECTO CON EL FIN PARA EL CUAL HAN RECIBIDO SU PROLE CON BENEPLÁCITO DE DIOS. LOS PADRES DEBEN, PUES, EMPLEAR TODAS SUS FUERZAS Y UNA PERSEVERANTE ENERGíA EN RECHAZAR TODA SUERTE DE INJUSTICIAS EN ESTE ORDEN DE COSAS, EN HACER RECONOCER, POR MODO ABSOLUTO, SU DERECHO A EDUCAR A SUS HIJOS CRISTIANAMENTE, SEGÚN ES SU DEBER, Y SOBRE TODO EN APARTARLOS DE LAS ESCUELAS, EN QUE CORREN EL PELIGRO DE RECIBIR EL VENENO DE LA IMPIEDAD.”
17/4/13
La cuestión dinástica no es accidental
El Carlismo es mas trascendental, va mas allá de la defensa de una cuestión dinástica, ni aun siquiera una defensa de una forma de gobierno; es una defensa religiosa y social; en una palabra, las bases de la sociedad española.
¿Pero significa eso que las conexiones del Carlismo con su monarquía son cosa accidental, adjetiva, circunstancial o simbólica? No. Lo circunstancial no está adherido a la sustancia, no es esencial, ni estable, ni duradero. Si la cuestión dinástica no afectara a la esencia del Carlismo, entonces se afirmaría que éste persevera y se mantiene en su ser propio, aun cuando se descarte de su monarquía y de aquella persona en la cual tiene esta monarquía su natural y legítima representación. Y eso es un absurdo. La hora en que dejásemos a un lado nuestra monarquía, no seríamos carlistas.
No deja de ser el Carlismo cuestión dinástica jamás, aunque recoja y condense en sí, delante de todo el mundo los fundamentales principios de la única política salvadora. El reconocimiento del poder de los principios católicos que dan firmeza a la Causa, no impide que al propio tiempo reconozcamos aquellas relaciones que ha puesto la Providencia entre el Carlismo y su monarquía, y que estimemos asimismo esas relaciones en lo que valen, aseverando resueltamente y de nuevo, que tocan a la esencia de la comunión monárquico-religiosa.
Un requeté (1886)
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12/4/13
Revolución y Contrarrevolución
La revolución es, en su fondo, siempre lo mismo: el pensamiento y acción de las multitudes forjados por una triple aberración, esto es, aberración religiosa, política y socio-económica.
La primera es el desconocimiento, menosprecio u olvido de Dios; la segunda, consiste en la emancipación de la razón y la conducta, de toda ley, esto es, racionalismo, laicismo y liberalismo; la tercera, producto de las dos anteriores, es el concepto materialista de la vida y de la Historia, es decir, la única y exclusiva preocupación por la vida presente, la lucha de clases y el egoísmo suelto: utilitarismo, marxismo y anarquía.
El denominador común de esta triple esencia revolucionaria, es: la rebeldía, el odio y la destrucción.
De ahí, que para que la Contrarrevolución sea duradera y eficaz, ha de basarse en doctrina y actuación contrarias, y que sean su antídoto y remedio; esto es, en el orden religioso, las creencias y conductas iluminadas por la fe y el amor, el cristianismo; en el orden político, el respeto a la autoridad y a la continuidad histórica y al genio nacional, el tradicionalismo; y en el orden socio-económico, espiritualismo, armonía de clases, justicia y equidad, catolicismo social.
Principio básico y razón última de todo ello, autoridad divina y humana; jerarquía y trabajo, edificación.
La autonomía individual que disgrega los individuos, enemista las clases, enciende luchas entre los pueblos y lleva consigo a la descomposición ineluctable de los Estados, o la unidad espiritual que liga los entendimientos y los corazones, con los lazos de las creencias, del patriotismo y del honor. Las sociedades, han de elegir entre unas y otras; en definitiva, antropocentria o Teocentria.
En nuestra patria, sabemos por desgracia qué es la revolución. Quiera Dios que con aquellos ingredientes a que aludía un gran pensador , “LA PROTECCIÓN DIVINA, LA INTELIGENCIA DIRECTORA, Y LA NOBLEZA DE CORAZÓN”, realicemos la grande y profunda Contrarrevolución.
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Tradicionalismo
10/4/13
Tuya es la gloria Señor
En dos mundos que le diste
Fue tu nombre su blasón,
Y escribiolo en sus banderas
Y en sus armas lo esculpió.
Nuestra patria bien amada
Tuya siempre se mostró,
Y en sus pueblos y campiñas
Templos mil alzó en tu honor.
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Poesía Sagrada
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