Cometió el error gravísimo de arrancar un Breve al Papa para la supresión de los jesuitas, instigado por malos consejeros (masones sobretodo). Pero él era sincero católico: oía misa diaria y rezaba el Sto. Rosario, y a él se debió la proclamación de la Purísima e Inmaculada Concepción como Patrona de España (no confundir con Nª Sra. del Pilar, Patrona de la Hispanidad).
Duque de Parma, Piacenza y Toscana, y rey de Nápoles y Sicilia. Proclamado rey de España en 1759. Sostuvo bastantes guerras y reconquistó Menorca, robada como Gibraltar por los británicos (pero en esta última empresa de recuperar el peñón, no tuvo suerte).
Fomentó las Artes y las Ciencias, y construyó carreteras, caminos, puertos, canales, fuentes y puertas monumentales. Anciano ya de 72 años y estando próximo a morir, entró en su estancia el Patriarca de las Indias y le preguntó:
- Señor, antes de comparecer ante el tribunal de Dios, decidme: ¿perdonáis a vuestros enemigos?
A lo que contestó el monarca:
- ¿Pues había de esperar a este momento para perdonarlos? A todos los perdoné en el momento mismo en que me ofendieron.
El Patriarca le bendijo, y en paz con su conciencia, el rey entregó su alma.
En memoria.
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