16/2/11

Un carlista en la corte de la Reina Victoria




Discurso de O'Clery en la Cámara de los Comunes, con objeto de obtener del gobierno británico el reconocimiento, como beligerante, del gobierno carlista (10 de junio de 1875):


(…) la gigantesca lucha a que asistimos llenos de emoción, comenzó tres años hace, durante el nefasto reinado de Amadeo de Saboya. Fue inaugurada por un puñado de valientes en Vizcaya y Cataluña. Hoy día el ejército real cuenta mas de 75.000 bayonetas, tropas aguerridas, ejércitos disciplinados al igual que cualquier otro ejército europeo y los generales de Carlos VII ocupan, no solo en el interior de las provincias vascas, mas también Aragón, Cataluña, Valencia y gran extensión del litoral cantábrico, con numerosos puertos de mar, ocupación que los relaciona politicamente con todas las potencias marítimas, y da una importancia mayor a su reconocimiento(...)

(...)no es asunto de una insurreción pasajera. Carlos VII en las provincias vascas y demás, es rey tan de hecho, como don Alfonso en Madrid y en el mediodía (…). Puede decirse, que los carlistas han creado una nueva potencia en Europa.

(…) ¿Han establecido los carlistas su derecho a un reconocimiento oficial? Yo contesto rotundamente ¡Sí!, y de varias maneras. En el momento actual el gobierno de Carlos VII goza del derecho de antigüedad en España. Su pabellón es el primero que ha sido desplegado en la lucha actual (…) Cuando, por vez primera, desplegó a los vientos de los Pirineos los pliegues de su bandera real, fuerte en su fe, en su derecho, en el amor de su pueblo, hollaba un extranjero el suelo de España y Amadeo de Saboya entronizábase en Madrid por gracia de la revolución oficial (…). La monarquía restaurada de don Alfonso, apoyada sobre la influencia prusiana, sobre el liberalismo cosmopolita y sobre la conspiración de los pretorianos de Valencia y Madrid.

(…) a esos gobiernos que brotan en una noche y mueren al día siguiente, se les reconoce, mientras que se rehusa un simple reconocimiento de beligerancia a los carlistas.

(…) el Rey ha concedido sus antiguos fueros al pueblo vasco, que le presta con júbilo el concurso de sus brazos para la reivindicación de sus derechos (…) Quiérase o no se quiera, existe, de hecho, un gobierno carlista, poseedor de un ejército fiel, disciplinado, aguerrido y victorioso, y si eso no constituye una potencia beligerante, ignoro la insignificación del vocablo.

(…) No he querido hacer ver aquí mas que un simple relato de los hechos. Nada he exagerado, nada suprimido. Soy realista y carlista, es verdad y de ello me envanezco; pero mis simpatías hacia el rey Carlos VII, en nada pueden afectar a la importancia de la cuestión (…) por creer yo firmemente, que en el advenimiento de un rey caballero al trono de sus mayores, reside la última esperanza de la reconstrucción y de la estabilidad del reino de España.

(…) Termino pidiendo a la Cámara, que exprese a S. M. la Reina su dictamen de que ha llegado el momento en que es justo y útil reconocer, como beligerante, al ejército y a las poblaciones que pelean bajo el pabellón de S. M. el rey Carlos VII."





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