Si el sueño es realidad maquillada de mentira, mas conviene despertar que malgastar así la vida. Algo así parecido decía Bécquer, sobre asunto tan trillado, aunque a mi sin querer, me haya salido un pareado.
Si la vida es un sueño (Calderón magnus dixit) , es porque corre el hombre tal vez en pos de aspiración mezquina; sedúcenle la pompa y el renombre, y el bastardo interés su alma domina, y es su error tan profundo, que aunque asombre a muchos aserción tan peregrina, SU EXISTENCIA PASIVA, TORPE, INERTE, ES LA FASE MAS TRISTE DE SU MUERTE. ¿A qué vivir muriendo? Si tenemos en la conciencia un sol inextinguible, si a la inmortalidad podemos llegar, si es incesantemente perfectible nuestro ser, si de fuerza disponemos para escalar el cielo, si es posible progresar y vencer ¿a que ese empeño de transformar la realidad en sueño?
El hombre en su incesante desvarío, no ve que aquí en la tierra la mas pura ilusión va envuelta en lodo, Nec litteras didicit, nec natare.
POSEEMOS UNA FUERZA Y LA EXTINGUIMOS en delirios falaces y en quimeras; nuestra alma tiene alas. PODEMOS DESPERTAR Y NOS DORMIMOS prefiriendo mentiras lisonjeras a la eterna verdad. ¡¡Despierta pues el alma y ten la razón serena ante una muchedumbre adormecida!! Cuán profunda verdad, cuán repetida en nuestro mundo ha sido, mas cuán pocos la han comprendido.
Hacer una verdad nuestra existencia, no sueño engañador ni fría muerte, oponiendo un alma que resuelta y valerosa cumple en la vida su misión grandiosa. ¡¡Mueva al mal constante guerra, hasta llegar a Dios desde la tierra!!