26/11/16

Sin miedo



Las Tumbas, henchidas de los misterios de la eternidad y rodeadas por el respeto de todos los pueblos conocidos y hasta en los pueblos salvajes; tierra consagrada por las oraciones, huesos por donde corrió la luz del pensamiento, el fuego de las pasiones, la electricidad de la vida. Culto de la muerte, que lo es también de la inmortalidad y sus inefables promesas.
Allí donde la vida se tornó muerte, la muerte se tornará vida. Mas luchar es vivir, y aunque sepamos encontrar la muerte, preferimos morir arrancando la flor de nuestra suerte.